Esta casa está encantada con la fachada blanca y con los postulados azules, los colores fetales de la bandera griega. La terraza da a un bonito jardín florido. En el interior, los frescos murales "antiguos" te interpelan. La sala es grande y acogedora. En el mapa hay una amplia selección de especialidades típicas griegas. Para las parejas y los que quieran multiplicar los descubrimientos, el Pequeño Futé recomienda los mezze a la carta: thalassinos (especialidades del mar como los calamares rellenos) o paradisios (especialidades de carne y pescado), sin duda harán el caso. Las entradas y platos más comunes, como el tzatziki, la mosca o el souvlaki, demuestran todo el know-how de la casa, que lleva funcionando fácilmente 25 años. También nos gustó el gratin de camarones en la feta, la dorada plaki en el horno y las hojas de vid farnies caseros. En el postre, baklavas y yogures con miel regalan, pero descubre la cinta de manzana cocida con naranja (milopita). Servicio encantador.
Aangezien ik geen toetje had genomen moest er nog wat van de bon af, want mijn toetje was wel berekend.
Daarna klopte het nog steeds niet, maar heb het gecompenseerd door geen fooi te geven ????
Repas de qualité