Con vistas a uno de los gestos más bonitos de Nimes, el estadio de rugby, el Drop no se burla de su clientela. Es mejor para el local porque su frecuentación es deportiva. Pero no sólo porque la cocina del mercado rico, variada y cuidada expedida aquí cada mediodía por Stephane Capion ha sabido convencer a los nuevos habituales. El menú varía cada semana, pero nos hace una idea de lo que da el ingenio al servicio de la sencillez: puerros vinagretas en gazpacho, andaluces riletas de salmón en el ancho convencen desde la entrada. Palamo de buey, salsa de viñeta motardada, o Santiago al azafrán colocan fácilmente en pie un pilar sonado. Fresas, fundadas con chocolate o coronas, llegan al festín. La sala de recepción con capacidad para 250 personas es un lugar de elección para tus bodas, por ejemplo. Un bonito lugar de gastronomía en el templo del rugby.
Avons fait 500 kms aller retour, pour l'anniversaire de ma belle-sœur qui fêtait ses 80 ans.
Nous avons eu le pire repas jamais servi.
En guise de repas, une assiette servie tiède, avec 50grs de viande inconnue, 2 cuillères à soupe de fondue de poireaux et d'une tambouille non identifiée , 1/2 saint-marcelain.
Prix par personne avec l'apéritif 36€.
C'est une honte, faire venir des personnes de loin, par avion, faire des kms, avec réservation d'hôtel, pour manger une daube pareille, sans goût.
Pire que la pire cantine.
Si j'avais dû payer, j'aurai renvoyé mon assiette et quitter l'établissement.
Pseudo restaurant, mauvaise cantine, à fuir.