El Nataly's se encuentra a medio camino entre el castillo de Gaillon y el castillo Gaillard. Una decoración sin florituras, espacio y una disposición de las mesas ventiladas. El Pequeño Futé probó un domingo a mediodía con reserva. El ambiente familiar se propone en recepción, hemos almorzado en un cierto molino relativamente parecido al de los comedores y los enlaces viales con una camarera que no sonreía. Hemos esperado más de 30 minutos la base de charcutería, copiosa pero banal. Para continuar, optamos por una charla de chalote y sus patatas fritas. La carne era muy tierna pero sin sabor, pero destaca por una excelente salsa de chalotes; las papas no bastante cocidas han decepcionado, al igual que la tarta normanda. Sin embargo, los chefs son agradables, pero no lo hacen todo…
bonne bouffe pour petit prix
ratio qualité/ prix excellent
Ce petit resto mérite vraiment qu’on s’y arrête.
Ne jugez pas l'endroit d'après son extérieur !
Parking à proximité, de l'autre côté de la route.