MOULIN MARGUET
En 1860, el Jura contaba con 1.500 molinos, entre ellos el de Velteur. Jules, el bisabuelo, fabricaba entonces ruedas de madera. Después de la Primera Guerra Mundial, George, su hijo, siguió haciendo vivir el lugar. Era el único empleado del molino y fabricaba, ayudado por la fuerza hidráulica del molino, grifos para los barriles (estamos en un país de vino) y luego juegos de croquet que entregaba hasta París. A partir de su "jubilación", transformaba la madera en fayes, los palos que se encendieron el día de Navidad. Pero, con su desaparición en 1996, el molino se duerme y podría haber caído en el olvido. Su nieta Nathalie Durand-Breton, muy dedicada al patrimonio familiar, decidió de otro modo: asistida por su marido, rehabilitan el lugar y, con frecuencia, el tiempo de conciertos, de animaciones, de días del patrimonio, el ruido de las sierras y de los motores vuelve a resucitar. A simple cita, los propietarios estarán encantados de hacerle visitar este tesoro que testifica el nacimiento de la era industrial.
El Moulin Marguet forma parte de la treintena de almazaras compuertas agrupadas en la carretera de las almazaras. A finales de junio, los huéspedes podrán disfrutar de actividades especiales de animación en el honor del Día Nacional de los Moulins.