CAFE VAITES
Desde la carretera, viendo su cristalera, es intrigado por este nuevo lugar. Completamente nuevo, el Café Vaites le da la bienvenida en una decoración elegante y refinada, en la que destacan los tonos grises y azules, mezclando paredes lisas, paredes de piedra, cristaleras y estanterías con botellas de vino, por un hecho bastante contemporáneo. Así que, déjenme tomar una copa. Allí, degustando el aperitivo sentado en el bar, podrás resistirte a la ganas de sentarte en una de sus mesitas bien puestas bajo la cristalera. Una vez instalado, tendrás que levantar la cabeza para consultar la carta inscrita en la lápida sobre las pizarra murales, casi nula. Muy bien pensada, pero cuidado con el tortífero. Para evitarlo, es más o menos lo que podrás encontrar allí; en entrada: carpaccio de atún, vieiras a la crema de guisantes, ensalada César… En el plato: la mantequilla de estragón, el supremo de pollo en el zumo de Morteau, la onhelada de ternera en los violetas, la espalda del bacalao, el aceite de chorizo, arroz safranado, o incluso ensaladas-comidas copiosas. Finalmente, para acabar con un pequeño toque azucarado, como postre: mullidos con caramelo salado, verrina de fresas en el Speculoos, panacolita al colis de Carambar… Una cocina tradicional, sencilla, sabrosa, a veces ligeramente revisitada para conferirle lo que hace falta originalidad. Hay que destacar que la brasserie organiza también veladas temáticas y se propone recibirte con motivo de una boda, un cumpleaños o algo. Así que,¡no esperes más, intente el Café Vaites!