La grande barrière de corail en Australie
La Gran Barrera de Coral en Australia © Rafael - Adobe Stock

La Gran Barrera de Coral de Australia sufre cada vez más los efectos del calentamiento global y el desarrollo humano, hasta el punto de que se está marchitando. Pero aún estamos a tiempo de actuar para salvarla.

La Gran Barrera de Coral de Australia: un tesoro ecológico

La grande barrière de corail en Australie
La Gran Barrera de Coral en Australia © Wagner - Adobe Stock

El arrecife de coral de Australia sufre tres amenazas principales: la decoloración, la invasión de especies nocivas y la actividad humana. A escala mundial, los arrecifes de coral están desapareciendo, lo que provoca la desaparición de varias especies de coral y otras formas de vida marina que tienen allí su hogar, además de importantes daños socioeconómicos. Según la ONG WWF, la Gran Barrera de Coral supone 6.000 millones de euros al año para la economía australiana, tanto por la pesca como por el turismo. La Gran Barrera de Coral, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, contribuye a hacer de Australia un destino turístico de primer orden. Su destrucción es, por tanto, un desastre tanto para la biodiversidad como para la humanidad.

El blanqueamiento del arrecife de coral en Australia

La amenaza más visible para la Gran Barrera de Coral de Australia es el blanqueamiento del coral. De hecho, el 91% de la Gran Barrera de Coral ha sufrido blan queamiento, consecuencia directa del calentamiento global.

Los corales son animales complejos que viven en simbiosis con unas algas llamadas zooxantelas. En otras palabras, el coral alberga algas, que le proporcionan al menos el 75% de sus necesidades energéticas mediante el proceso de fotosíntesis. Sin estas algas, el coral no podría satisfacer sus necesidades alimentarias. De hecho, son estas algas coloreadas las que dan a los corales sus colores. Así que el blanqueamiento de los corales se debe simplemente a la desaparición de las algas que son tan vitales para ellos.

Y si estas algas coloreadas abandonan los corales, dejándolos blancos como la nieve, es porque son víctimas de una proliferación excesiva de bacterias y virus. Con el calentamiento global, la temperatura del agua no deja de aumentar, lo que favorece la multiplicación de estos organismos patógenos.

La decoloración de los corales no es, pues, un fenómeno progresivo, sino que se produce en oleadas, tras las distintas olas de calor. La Gran Barrera de Coral de Australia ya ha sufrido varios episodios importantes de blanqueamiento, sobre todo en 2016, 2017, 2020 y 2022. Afortunadamente, el blanqueamiento no significa la muerte inmediata de los corales, y a veces las algas vuelven a colonizarlos. Sin embargo, estas olas de calor cada vez más intensas y frecuentes están matando a los corales. La situación es alarmante: en los últimos 25 años, la mitad de los corales de la Gran Barrera de Coral han muerto.

La invasión de especies nocivas

El arrecife de coral australiano también se enfrenta a amenazas más naturales. Hay varias especies conocidas como coralívoras: animales que se alimentan de coral. Entre ellos, uno en particular es muy peligroso: elAcanthaster planci, más conocido como corona de espinas. Esta voraz estrella de mar se alimenta casi exclusivamente de coral. El único problema es que es especialmente invasora. Una hembra pone varias decenas de millones de huevos por temporada Así, aunque esta especie coralívora suele encajar perfectamente en el equilibrio del arrecife, desde principios de la década de 2000 su proliferación se ha descontrolado por completo, y no entendemos muy bien por qué. Lo único que sabemos es que la corona de espinas está causando estragos en los arrecifes de coral.

El impacto de la actividad humana

Muchas actividades humanas son también responsables de la desaparición del arrecife de coral australiano. El dragado, es decir, la extracción de material del fondo marino, provoca la deriva de sedimentos a lo largo de varias decenas de kilómetros. Esto contamina el coral, y las algas que viven en simbiosis con él ya no pueden hacer la fotosíntesis.

Australia también está construyendo cada vez más puertos industriales enormes, cuyo tamaño e intensidad de tráfico están alterando el frágil equilibrio del coral. La agricultura, por su parte, tiende a contaminar el agua de los arrecifes. Sus vertidos de fertilizantes aumentan considerablemente los nutrientes presentes en el agua, favoreciendo así la proliferación de especies a veces nocivas para el arrecife. Por último, la pesca también puede causar daños al arrecife, además de perjudicar a otras especies, en particular las colisiones con grandes mamíferos marinos, ya que Australia es uno de los mejores lugares del mundo para la observación de ballenas.

Soluciones para salvar la Gran Barrera de Coral australiana

Calculer son empreinte carbone
Calcule su huella de carbono © malp - Adobe Stock

De todas las amenazas que se ciernen sobre la Gran Barrera de Coral australiana, una es especialmente peligrosa: el blanqueamiento del arrecife debido al calentamiento global. Las olas de calor del océano son cada vez más fuertes y frecuentes, y puede que el coral no se recupere nunca. Por tanto, el primer paso para salvar los arrecifes de coral es reducir nuestra huella ecológica.

Para empezar, puedes tomar distancia de tu impacto calculando tu huella de carbono. Esta medida calcula la cantidad de gases de efecto invernadero producidos por una actividad humana. Existen herramientas en línea, como la de ADEME, que le permiten calcular la huella de carbono de su estilo de vida personal mediante un cuestionario. Se trata de un primer paso interesante para reducir nuestra huella de carbono, ya que señala con el dedo algunos de nuestros hábitos cotidianos que más contribuyen al calentamiento global.

En términos más generales, el primer paso para reducir nuestra huella de carbono es utilizar modos de transporte con bajas emisiones de carbono siempre que sea posible. En Francia, el transporte, y en particular el automóvil, es responsable de casi la mitad de las emisiones deCO2. El coche no es el vehículo que produce más gases de efecto invernadero por kilómetro, pero es con diferencia el modo de transporte más utilizado por los franceses, lo que lo sitúa en lo más alto del podio. El transporte aéreo representa el 2,5% de las emisiones mundiales. Por eso es fundamental favorecer los medios de transporte sin emisiones de carbono, como caminar o ir en bicicleta, para los desplazamientos cortos cotidianos. Para las vacaciones, preferimos viajar sin avión, utilizando medios de transporte como el tren, el autobús o el velero.

Pero no sólo es importante nuestro transporte personal, porque nuestro consumo diario de alimentos, textiles, enseres domésticos y otros productos también implica un transporte, que a menudo es mucho mayor que nuestros desplazamientos diarios. Así que una de las mejores formas de reducir nuestra huella de carbono, y de preservar la Gran Barrera de Coral, es comprar localmente. Para la comida, podemos recurrir a los mercados de agricultores locales. En cuanto a la moda, recurrimos a los numerosos diseñadores regionales, y conservamos nuestra ropa el mayor tiempo posible.

Otra fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero es la energía. Unas sencillas reformas en tu casa, sin llegar a convertirla en una casa ecológica de alta tecnología, pueden evitar que se convierta en un coladero de energía. Y lo que es mejor, esta inversión te permitirá ahorrar dinero en las facturas de la luz Una reforma que tiene un impacto drástico en el consumo de energía esaislar el ático y el sótano. Puede ahorrar hasta un 30% en costes energéticos, ¡un ahorro enorme!

Por último, para pasar al siguiente nivel, nada como apoyar a las asociaciones que luchan por salvar el arrecife de coral en Australia. Para ello, puedes hacer una donación puntual o mensual, o colaborar como voluntario con la asociación. El WWF es una de las ONG más implicadas en la conservación de la Gran Barrera de Coral, a través de su programa "Fight for the Reef", puesto en marcha en 2013. Presiona al gobierno australiano, hasta el punto de haber conseguido que se cancele la construcción de megapuertos en las inmediaciones y que se prohíba el vertido de lodos de dragado en el arrecife, que antes era una práctica muy extendida.