Atracciones turísticas y monumentos Rumanía

Escapó a la ola destructiva iniciada bajo el comunismo, pero al igual que el monasterio de Antim, ubicado al otro lado del bulevar Unirii, se encuentra encajonada entre bloques de viviendas. Construida por Matei Basarab en 1636, fue embellecida por Cantacuzino en 1775. La puerta está protegida por un pórtico, cuyas seis columnas están bellamente decoradas con motivos vegetales. En su interior se pueden ver numerosos retratos: Matei Basarab, Ștefan y Constantin Cantacuzino, la princesa Păuna…

La iglesia lleva el nombre y alberga la tumba de la hija de Constantin Brâncoveanu, fallecida en 1751. Construida en 1885, es la cuarta versión, ya que las tres anteriores fueron destruidas por incendios, inundaciones y terremotos. Sus colores ladrillo y anaranjado resaltan maravillosamente sobre los edificios grises que la rodean. Cabe destacar las vidrieras de Viena y el candelabro fabricado en Múnich. En el patio hay una estatua dedicada a la princesa, realizada en 1881.

Se trata de una hermosa iglesia, que es el único vestigio que queda de un antiguo monasterio del siglo XVI fundado por el príncipe valaco Alexandru II. Es florida, colorida y está muy bien cuidada. Es un lugar tranquilo y reposado, a un paso de los amplios y ruidosos bulevares. La capilla es magnífica, con sus paredes interiores, cúpulas y techos enteramente cubiertos con pinturas policromadas, resaltadas por hermosas columnas verdes. Para llegar hasta allí hay que bordear el río Dâmbovița desde Piața Unirii y luego girar a la derecha en la iglesia de Bucur.

Esta minúscula iglesia está encaramada sobre el río Dâmbovița, encajonada entre un bloque de hormigón y un edificio de cristal. Fue construida en el siglo XVII por monjes del vecino monasterio de Radu Vodă donde antes estaba una iglesia más antigua cuya construcción se atribuye a Bucur el Pastor (Bucur Ciobanul), el legendario fundador de Bucarest. A modo de anécdóta, bucur significa «alegría», lo que convierte a Bucarest en la «ciudad de la alegría». La pequeña colina ha sido bellamente ajardinada, con cenadores, flores y bancos que hacen de ella un lugar muy agradable.

Esta elegante iglesia de ladrillo se construyó en 1915, cuando la comunidad italiana de la capital, que entonces contaba con unos 7.000 individuos, decidió construir su propio lugar de culto. Los arquitectos Mario Stoppa y Giuseppe Tiraboschi diseñaron los planos. Inspirado en el estilo lombardo, el edificio combina elementos románicos, góticos y art déco. En el exterior, en el balcón de la casa parroquial contigua, se pueden contemplar unos bellos frescos florales. En la actualidad, la iglesia no luce mucho, ya que está rodeada de bloques de hormigón.

Está situada en el corazón del tranquilo y agradable barrio de Amzei, que une la avenida Victoriei con el bulevar Magheru. No muy lejos se encuentra la embajada de Francia y uno de los mercados más bonitos de la ciudad. La iglesia data de 1901 y se caracteriza por su estilo ecléctico, una mezcla del academicismo francés y del estilo neobizantino, en cuyos muros exteriores se alternan el ladrillo ocre y la piedra revocada. La fachada está ricamente ornamentada con hermosos frisos de piedra tallada. En el interior se puede admirar un hermoso iconostasio de roble tallado.

La iglesia del Icono (Biserica Icoanei) se encuentra cerca del parque homónimo. Data del siglo XIX y debe su nombre a uno de los iconos que contiene: una representación de la Virgen María del siglo XVII, donada por el príncipe valaco Constantin Brâncoveanu. Algunas partes de la fachada exterior, toda de blanco, están finamente esculpidas. Los interiores son deslumbrantes: las paredes están cubiertas de frescos y el dorado está por todas partes. Apartado de los principales bulevares, el barrio está lleno de encanto por su agradable falta de armonía arquitectónica.

Terminada en 1671, es la sinagoga más antigua del país aún en uso. Actualmente rodeada de edificios, antaño estaba situada en el corazón del antiguo barrio judío de Târgu Cucului, donde se encontraban otras sinagogas. En la década de 1930, había más de cien sinagogas en toda la ciudad, y los judíos constituían un tercio de la población. Hoy sólo hay unos cientos. Delante del edificio recientemente renovado hay un pequeño obelisco que conmemora a las víctimas de los pogromos de Iași de junio de 1941.

Construido a principios del siglo XX, domina el extremo norte del parque Cişmigiu. Impresiona por su elegancia ecléctica, una mezcla de estilo renacentista francés con influencias barrocas. La fachada está ricamente ornamentada y está coronada por un techo almenado. El palacio, construido para Elena Crețulescu (o Kretzulescu), fue diseñado por el arquitecto Petre Antonescu, que ideó también el Arco del Triunfo de Bucarest. Abrumada por las deudas, la propietaria vendió el edificio al Ayuntamiento en la década de 1920. Desde 1972, alberga las dependencias de la UNESCO.

En el cruce de dos bulevares hay una iglesia que no pasa desapercibida por su aspecto de templo jónico. Está justo al lado de la embajada griega. Los dos edificios fueron construidos a finales del siglo XIX como resultado de los esfuerzos de la comunidad griega y sus diplomáticos. La iglesia ha sido renovada recientemente, de ahí que la fachada parezca tan luminosa. En el jardín delantero hay un busto de Rigas Velestinlis, un escritor griego del siglo XVIII que vivió en Bucarest durante un tiempo. Como héroe nacional, defendió la independencia de los pueblos balcánicos bajo los otomanos.

Por su tamaño e influencia, se la apoda "la madre de las iglesias moldavas". Este imponente monumento, el mayor edificio ortodoxo del país (sin contar la nueva catedral de Bucarest), se construyó en dos etapas, entre 1839 y 1886, en estilo barroco y neoclásico. Tiene 4 torres y una fachada columnada. Las pinturas interiores son obra de Tattarescu (1887). Alberga las reliquias de San Paraschève, que atraen a numerosos peregrinos.

Este elegante edificio neoclásico fue construido entre 1894 y 1896 por los arquitectos vieneses Fellner y Helmer. El vestíbulo presenta una escalera monumental. El auditorio de 740 plazas, con palcos y balcones, está decorado con suntuosos elementos barrocos y rococó. Por esta institución han pasado ilustres representantes de la cultura nacional, como el dramaturgo Vasile Alecsandri (1821-1890), figura fundacional del teatro rumano. Su estatua está frente al edificio.

No lejos del Palacio de Cultura, un poco perdido al borde de un amplio bulevar bordeado de enormes edificios modernos, este edificio de ladrillo y piedra, con sus arcadas, no pasa desapercibido. Construido en 1677, albergaba las imprentas de la cercana metrópoli ortodoxa. Eran las segundas más grandes de la ciudad. Desde 1970, la Casa Dosoftei (que lleva el nombre del metropolitano bajo cuyo mandato se fundó la imprenta) alberga la sección de literatura antigua del Museo de Literatura Rumana. Aquí se exponen importantes manuscritos.

Esta espléndida casa cercana a la universidad alberga un museo de literatura. Perteneció a Vasile Pogor (1833-1906), fundador de la sociedad literaria Junimea en 1863. Aquí se reunieron algunos de los más grandes escritores y poetas de Rumanía, como Caragiale, Rosetti, Creangă y Eminescu. La creación de Junimea, la presencia de estos escritores y la publicación de numerosas revistas literarias a lo largo del siglo ^XIX demuestran la importancia de Iași en la vida cultural rumana de finales ^{del siglo XIX} y principios ^{del XX}.

Fue fundada en 1860 por el soberano cuyo nombre ostenta. Es la primera institución de enseñanza superior del país. En la actualidad acoge a más de 24.000 estudiantes. Inaugurado en 1897, el monumental palacio Universitario en la colina de Copou fue construido por el arquitecto suizo Louis Blanc en un estilo ecléctico francés. El edificio contiene varias joyas de interés: el alargado vestíbulo con sus murales surrealistas, la antigua aula con una ornamentación barroca y, por último, una espléndida biblioteca que combina elementos barrocos y neogóticos.

Cuenta con varias secciones (ciencia, arte, etc.). Una de las más interesantes es el museo de historia (actualmente en renovación), que recorre la historia de la región desde la prehistoria hasta nuestros días. Aquí podrá ver restos de la cultura Cucuteni, una rica civilización neolítica. También le recomendamos el Museo Etnográfico (bulevardul Eminescu, 50), donde podrá descubrir el folclore y la artesanía de esta parte de Moldavia: tejidos con motivos simbólicos, trajes, huevos decorados, etc. La sección dedicada a las costumbres del Año Nuevo es especialmente cautivadora.

Ocupa un soberbio palacio de 1806 de estilo imperio. Aquí vivió Alexandru Ioan Cuza, entonces soberano de los Principados Unidos de Moldavia y Valaquia, entre 1859 y 1862. Entre 1916 y 1918, este palacio fue también el hogar de los reyes Fernando y María, que vinieron a refugiarse a Iași durante la guerra. El museo expone objetos que pertenecieron a Cuza y a otros implicados en la unión. También muestra documentos sobre la unidad étnica, lingüística y territorial de Rumanía. La principal atracción es el edificio, con sus interiores ricamente decorados.

El lugar de nacimiento del gran compositor, pianista y violinista George Enescu (1881-1955) se encuentra en el pueblo que lleva su nombre, a unos 50 km al norte de Botoșani. Renombrada después de la muerte del artista, la comuna se llamaba antiguamente Liveni. La pequeña casa con un porche de madera pintado alberga un museo en honor al músico. Verá objetos de su infancia: un piano, un violín de juguete, lápices de colores, dibujos, pero también fotos, partituras, etc.

Una parada en la tienda de la finca vinícola de Cotnari es imprescindible, sobre todo para probar sus vinos blancos dulces rebosantes de azúcar, producidos en la región desde el reinado de Ștefan cel Mare, a finales del siglo XV! Se proponen varias fórmulas de degustación. Algunas de ellas incluyen una visita a las quince bodegas de la finca, que se extienden a lo largo de más de 2 km. Contienen viejas cosechas, la más antigua data de 1957. Llega temprano: los tours terminan a las 3:30.

En Moigrad, a 8 km al noreste de Zalău, la fortaleza romana de Porolissum se construyó en el emplazamiento de una fortaleza daciana y se convirtió en la capital de la provincia de Dacia Porolissensis. Gracias a una amplia labor de reconstrucción y restauración, las ruinas incluyen fosos, murallas circundantes, termas, templos y un anfiteatro. A partir del año 106 d.C., la fortaleza marcó la frontera norte de la Dacia romana. Se cree que llegó a tener una población de 20.000 habitantes, y muchos soldados podían alojarse en los dos grandes fuertes de piedra de la ciudad.

Ubicada dentro de la antigua corte principesca (Curtea Veche), la iglesia de San Antonio el Grande, también conocida como iglesia de la Buena Nueva (Buna Vestire), fue construida entre 1545 y 1554 por el príncipe Mircea el Pastor, que aparece representado en los frescos. Ha sido bastante bien restaurada a lo largo de los siglos, a pesar de los muchos daños que ha sufrido: incendios, invasiones y terremotos. Destaca la elegancia y originalidad de su fachada exterior, que alterna el ladrillo visto y el enlucido rugoso.

La iglesia de la Princesa (Biserica Doamnei) fue construida en 1683 por la princesa María, esposa del príncipe valaco Șerban Cantacuzino. Con su entrada adornada con una rica decoración floral, este edificio rectangular anuncia el estilo brâncovenesc (el renacimiento valaco), al tiempo que conserva las características del estilo más austero que prevaleció durante el reinado de Matei Basarab. Es una de esas iglesias que el comunismo ocultó, literalmente encerrada por otros edificios. Invisible desde la avenida Victoriei, hay que atravesar un porche junto a un Pizza Hut para llegar hasta ella.

La iglesia de San Nicolás o de los Estudiantes (Biserica Sfântul Nicolae sau a Studenților) fue construida entre 1905 y 1909 por iniciativa del embajador ruso de la época. Sus cúpulas doradas le dan el aspecto de una iglesia ortodoxa rusa. Vista desde la plaza Universităţii, es muy fotogénica. Su iconostasio, obra de artistas moscovitas, sigue el modelo del de la iglesia de los Apóstoles Pedro y Pablo del Kremlin. Hoy se utiliza como capilla para estudiantes.

El gran poeta romántico Mihai Eminescu (1850-1889) nació en el pueblo de Ipotești, a 10 km al oeste de Botoșani, en un magnífico paisaje. Su casa natal y la finca circundante se han transformado en un vasto centro dedicado a su memoria y a la investigación de su obra. Se puede visitar la casa de sus padres, repleta de hermosos muebles y objetos de época. Algunos de ellos son originales y recrean el ambiente de los treinta años en los que la familia del poeta vivió allí, de 1848 a 1878. No muy lejos, verá dos iglesias: una de principios ^del siglo XIX, que servía de lugar de oración para la familia Eminovici (nombre original de Eminescu). Justo al lado se encuentran las tumbas de los padres y los dos hermanos del artista. La otra, de 1906, es posterior a la presencia de la familia. Era la iglesia del pueblo. La finca también incluye una casa campesina de estilo moldavo con un magnífico porche de madera tallada y elegantes interiores. También hay un anfiteatro, una biblioteca nacional de poesía y un museo dedicado a la obra de Eminescu, que acoge regularmente exposiciones temporales.

Autobuses regulares con transbordo en Suceava le llevarán hasta Ipotești. Incluso se puede dormir allí mismo: se han construido villas dentro de la finca para alojar a los turistas. Desde hace algunos años se está estudiando un proyecto para modernizar el complejo, pero aún no se ha tomado ninguna decisión.

Fue en el pueblo de Flămânzi, a 30 km al sur de Botoșani, donde se produjeron los primeros levantamientos contra la dominación de los terratenientes en 1907. La revuelta se extendió después por todo el país, como recuerdan los monumentos de muchos pueblos. Fueron los últimos levantamientos campesinos de Europa. El Museo de la Revuelta Campesina(muzeul răscoalei țărănești), recientemente renovado, está dedicado a estos acontecimientos y a la vida en el campo en aquella época.

Esta es la casa donde vivió el gran historiador y político rumano Nicolae Iorga entre 1876 y 1880. Encontrará un gran número de libros, manuscritos, diplomas obtenidos en las más prestigiosas universidades europeas (Sorbona, Cambridge...), así como fotografías del científico, en varios periodos de su vida. Los interiores, típicos de la época, ilustran los modestos medios de que dispone su familia, pero también su ilustre ascendencia.

El edificio que alberga el Museo de Historia y Arqueología (además del Museo de Ciencias Naturales) data de 1730, y presenta una colección de artefactos de la región de Maramureș, desde el Paleolítico hasta el siglo XX. Su sección de la Edad de Bronce es una de las más importantes de todo el país. También hay colecciones de armas, sellos, monedas y fotografías, que proporcionan valiosos testimonios de la historia de Maramureș en el siglo XX.

Este bello parque es el más antiguo de la ciudad, diseñado en la primera mitad del siglo XIX y frecuentado por la élite. Es conocido por sus tilos, especialmente por el que le gustaba al poeta Mihai Eminescu instalarse en busca de inspiración. Con casi quinientos años de antigüedad, se sostiene con muletas de metal. Cerca de allí hay un museo dedicado al artista. Verán en el parque varios bustos de personalidades que han marcado la vida cultural de Iași: Eminescu, por supuesto, pero también su amante Veronica Micle y su amigo Ion Creangă.

Su entrada incluye dos exposiciones. Una dedicada a la Historia de Sighișoara, la otra al nacimiento del mito de Drácula. Esta última, creada por cuatro jóvenes hermanos de la ciudad, brinda la oportunidad de conocer mejor al famoso Vlad Țepeș. Con retazos de hilo y mucha inventiva, te sumerge en la vida de Vlad el Empalador: el contexto geopolítico de la época, su infancia como rehén otomano, sus hazañas con las armas, sus actos de crueldad... Una experiencia instructiva que requiere un buen nivel de inglés.

Aunque el castillo de Bran fue devuelto a los descendientes de los reyes Fernando y María en 2009, el Estado rumano conservó el mobiliario y los objetos (¡10.000 piezas en total!). Se ha creado un museo para exponer algunos de ellos, en un edificio no lejos del castillo. Eche un vistazo: podrá admirar una rica colección de muebles, alfombras, iconos, platería, cerámica, etc. Se han reconstruido diferentes estancias, según su función y estilo: el salón amarillo, el salón neorrococó, el tocador, el dormitorio del rey y el dormitorio de la reina, etc. Paneles en inglés.

Limitada a un lado por la iglesia franciscana y al otro por el Museo Nacional de Historia de Transilvania, del que toma su nombre, la "Plaza del Museo" es la más antigua de la ciudad. Especialmente agradable cuando hace buen tiempo, cuando los cafés extienden sus terrazas alrededor del pequeño obelisco de Carolina, es un punto de partida ideal para pasear por las callejuelas del centro histórico, pero también el lugar perfecto para hacer una pausa, ya que la "Pequeña Plaza" (su antiguo nombre) parece protegida del bullicio de la ciudad. Un lugar lleno de historia y vida.

Tiene varias secciones. La sección de historia y arqueología, que ocupa una hermosa residencia de finales del siglo XIX, exhibe hallazgos arqueológicos y mapas antiguos.

La sección etnográfica, situada en el bosque de Petrești, al norte de Focşani, consiste en un pequeño museo del pueblo. Mucho menos prestigioso que sus homólogos de Bucarest y Sibiu, pero interesante para conocer la arquitectura local, en la carretera bordeada de bonitas casas que conduce a ella, se puede observar un antiguo cementerio judío abandonado, cubierto de hierbas silvestres.

Un lugar clásico pero agradable de visitar. Este museo está dividido en varias secciones, alojadas en diferentes edificios de la ciudad, y presenta restos arqueológicos, tanto prehistóricos como antiguos, desenterrados en la región. Entre ellos, objetos neolíticos de la cultura Criș y de la colonia romana de Tirighina-Bărboși. También verás objetos del Paleolítico, monedas, sellos, libros antiguos, piezas de arte decorativo o etnografía... Aquí se organizan actos culturales, entre ellos presentaciones de libros.

Este pequeño y reciente museo es el único de su género en Bucarest. Nada más llegar, le recibirá un guía que le explicará las distintas etapas de la visita. En la primera sala se exponen documentos (escritos, sonoros y en vídeo) que recorren la historia del régimen, desde su advenimiento hasta las horas más oscuras de la dictadura de Ceaușescu y su caída. Para que la experiencia sea aún más envolvente, a continuación tendrá la oportunidad de pasear y residir en las habitaciones de un piso completamente recreado con muebles y objetos de época.

Este innovador museo recorre la compleja historia de la comunidad judía de Cluj, que constituía casi el 15% de la población de la ciudad antes de 1940. Para lo que es más una experiencia real que una simple visita, puede elegir en la entrada seguir las vidas de Julia, David o Paul, los tres miembros de una familia que existió realmente. Una vez puestos los auriculares, podrá sumergirse literalmente en la historia gracias a las gafas de realidad virtual, las maquetas y los decorados reconstruidos. Instructivo, fascinante y conmovedor.

Se enorgullece de ser el primer museo de arte contemporáneo del país, inaugurado en 1967 al pie de una roca. Sus colecciones incluyen obras de arte rumanas de la segunda mitad de los siglos ^XIX y ^XX (Aman, Grigorescu, Baba, Brauner, etc.). Pero la mayoría de las obras expuestas fueron realizadas después de 1967, por pintores y escultores rumanos de renombre como Horia Bernea. Aquí se organizan regularmente actos culturales (conciertos, exposiciones, proyecciones, etc.). Actualmente se está construyendo una nueva sede en el Parque Rizer. Su finalización está prevista para finales de 2025.

Parte de esta mina de sal, aún en funcionamiento, está dedicada al turismo. A 240 metros de profundidad, el centro de ocio incluye campos deportivos, mesas de billar, zonas de juegos infantiles e incluso una pista de karts. También hay un museo de la sal, una iglesia y un auditorio. También hay un lago de agua salada y una cascada. También es un centro de tratamiento de enfermedades respiratorias, atendido por especialistas. Una piscina de agua salada sobre el suelo está abierta cuando hace buen tiempo.

Este parque popular, animado y colorido, situado junto al casco antiguo de la ciudad, es un lugar ideal para refrescarse en verano. Los niños acuden aquí a jugar en una zona dedicada enteramente a ellos, mientras los ajedrecistas compiten en frenéticas partidas. Mientras sigue estas escenas de la vida, puede contemplar los edificios que rodean el parque, como la oficina de correos y el ayuntamiento. También puede visitar varios monumentos de los alrededores, como la ciudadela.

Sometidos a numerosos ataques e incursiones enemigas, los habitantes de la ciudad decidieron construir fortificaciones realmente eficaces. Del siglo ^XIV al ^XVII, se levantaron gradualmente murallas de piedra alrededor de Brașov (3 km de largo, 12 m de alto), junto con torres de vigilancia y puertas, convirtiéndola en una de las ciudades más fortificadas de Transilvania. La mejor manera de apreciar este sistema defensivo es visitar el mejor conservado de estos bastiones, el Bastión de los Tejedores(Țesătorilor), construido en 1436. En sus galerías con paneles de madera se puede visitar un museo, donde una enorme maqueta de 1896 representa la Brașov del siglo XVII. Entre los demás vestigios visibles, la Poarta Ecaterinei, de 1559, antaño entrada principal de la ciudad, es la única puerta que ha sobrevivido al paso del tiempo. Poarta Schei, al final de la calle del mismo nombre, se construyó mucho más tarde, en 1827. Al oeste del casco antiguo, a lo largo de la Strada După Ziduri (la "Calle Extramuros"), al pie de la colina Warthe, la Torre Negra(Turnul negru) y la Torre Blanca(Turnul alb) servían como puestos de observación. No muy lejos se encuentra el bastión del Injerto, que servía de puente sobre el arroyo y también puede visitarse. La construcción de las fortificaciones fue financiada por los gremios sajones, y los bastiones recibieron el nombre de uno de ellos:Postăvarilor (Bastión de los pañeros),Fierarilor(Bastión de los herreros) oFunarilor (Bastión de los hilanderos), desde donde parte el teleférico a Tâmpa.

Esta pequeña montaña, cubierta de densos bosques, se alza sobre el casco antiguo a 960 metros de altitud. Un teleférico, al pie de las murallas, sube a la cima cada 15 minutos. También se puede subir a la cima por un sendero que parte del mismo punto (aproximadamente 1 hora a pie). Desde la cima, la vista es excepcional: la ciudad está a tus pies y puedes ver las diferentes etapas de su construcción (ciudad medieval, Șchei, ciudad moderna), con los majestuosos Cárpatos como telón de fondo. Hasta el ^siglo XV, la cima de la colina albergaba la ciudadela.

Esta elegante y colorida plaza está situada en el extremo sur del bulevar Revoluției, a lo largo del cual se organiza el centro de la ciudad. Está rodeada de hermosos edificios y las calles circundantes son encantadoras. Esta área concentra la mayor parte de las curiosidades turísticas. La estatua en el centro de la plaza se llama "de la Liberté". Al norte, piața. Avram Iancu está bordeado por el Teatro Clásico, que le da la espalda. Construido en 1874, tiene una fachada de seis columnas con vistas al bulevar Revoluției. No muy lejos, en el mismo bulevar, se encuentra la imponente iglesia católica, cuya entrada está enmarcada por cuatro enormes columnas. El bulevar se extiende por casi una milla. Al final, en el extremo norte, se encuentra la nueva Catedral Ortodoxa, construida en 1991.

En el lado sur de la plaza, se encuentra la casa con el candado (Casa cu Lacăt), en la encantadora plaza Plevnei: miren la esquina del edificio, entenderán... También verán la sinagoga neológica de Arad, de 1834. Estilo morisco en el interior, se encuentra en un edificio con fachadas clásicas. La entrada es por la calle Tribunul Dobra (No. 10). Aún más al sur, en lo que solía llamarse la Vieja Arad (o la ciudad serbia), está la iglesia serbia Sfânții Petru și Pavel (piața Sârbească 1), construida en 1696 en el más puro estilo barroco.

Al oeste de piața Avram Iancu, tomando la calle Vasile Goldiș, se encuentra la antigua Catedral Ortodoxa (1865), con sus hermosos frescos. Está frente a uno de los mercados de la ciudad.

En las afueras de la ciudad, montañas blancas rodean un lago de 30 metros de profundidad. A varias decenas de metros de altura, estas montañas de sal (muntele de sare) fueron esculpidas por la lluvia, lo que les dio bonitas formas, curvas y ondas. Los cristales de sal forman una multitud de agujas. Este monumento natural, clasificado como reserva geológica, fue creado por el derrumbe de una galería de salinas, lo que provocó un deslizamiento de tierra y desgarró la montaña. Cuidado, cuando el sol golpea, la sal, brillante, se vuelve bastante cegadora.

Las gargantas de la Galbena (Cheile Galbenei) ofrecen un espectáculo impresionante: profundos desfiladeros, rincones secretos, claros olvidados, innumerables cascadas... Es un lugar ideal para el senderismo, aunque algunos caminos son a veces vertiginosos y desiguales. La escalada o el barranquismo también son opciones, para los más aventureros. Uno de los senderos comienza en la Cabaña Padiș (9-10h, punto amarillo). Pasará por la cueva del glaciar Feu vif (Ghețarul Focul viu), que adquiere un asombroso tono rojizo a ciertas horas del día.

Situado en el Hotel Mara, este competente organismo ofrece servicios turísticos para toda Rumania, así como en el extranjero: venta de billetes de avión, estancias en la costa rumana, alquiler de coches... Su especialidad es Maramureș: organización de excursiones en la región (equitación, participación en las fiestas de los pueblos...), alojamiento en casas locales o en pensiones de los alrededores, buenos restaurantes... Mara Holiday representa localmente a la asociación nacional de turismo rural, ecológico y cultural (Antrec).

El Centro de Información del Parque Nacional Semenic-Cheile Carasului es la oficina de turismo de la ciudad de Caraşova, situada en el Parque Nacional Semenic-Cheile Carasului, en el suroeste de Rumanía. El parque nacional ocupa una superficie de 36.051,5 hectáreas y alberga elementos naturales de gran valor en términos de geografía física, flora, hidrología, geología y espeleología. Los visitantes pueden descubrir numerosos atractivos naturales, miradores panorámicos y la cultura y tradiciones locales. Para no perderse ninguno de los lugares de visita obligada, como la cueva de Comarnic, los cayos de Caraşului, el lago Buhui, la fortaleza de Caras y la reserva natural de los manantiales de Nera, existen varios senderos turísticos que recorren el parque. Petru Maior, Nr. 69A, Loc.Reşiţa Jud. Caraş- Severin, Cod poştal 320112.

El edificio ha concertado una gran polémica en torno a su existencia. Y con razón: esta catedral, que empezó a construirse en 2011, ha costado ya más de 200 millones de euros, la mayor parte procedentes de fondos públicos. Además del debate sobre la estética de este gigantesco edificio junto al palacio del Parlamento, con el que rivaliza, una gran parte de la población considera que ese dinero debería haberse destinado a fines más útiles (escuelas, hospitales, etc.).

¿Qué es el steampunk? Es un movimiento literario y artístico surgido a finales del ^siglo XX, que combina la estética y la tecnología de la Revolución Industrial, inspirándose en las obras de Julio Verne y Georges Méliès. Atravesar las puertas de este museo lúdico e interactivo es sumergirse en un fantástico mundo "retrofuturista" en el que podrá manejar usted mismo algunas máquinas asombrosas o sentarse en una máquina del tiempo. Un museo muy original que gustará tanto a adultos como a niños.

Situadas al oeste de Tulcea, son las montañas más antiguas de Rumanía, e incluso entre las más antiguas de Europa, con varios cientos de millones de años. Su altitud no supera los 500 m. Su clima árido y la composición específica de sus suelos las convierten en el último refugio europeo de la flora y la fauna esteparias. Albergan una biodiversidad excepcional. Los montes Măcin también ofrecen paisajes soberbios, salpicados de curiosas formaciones rocosas como las que rodean la cresta de Pricopan (Culmea Pricopanului). Aquí se pueden practicar varias excursiones de dificultad corta y media. También se puede montar en bicicleta o a caballo. Las ciudades que rodean los montes Măcin también son ricas en patrimonio histórico. Por último, la región es famosa por sus viñedos, que se extienden a lo largo de las estribaciones.

Los montes Măcin. Puede detenerse aquí para admirar la antigua mezquita y las ruinas de la muralla que rodeaba la antigua ciudad romana de Arrubium.

Turcoaia. En este pueblo al sur de Măcin, verás las ruinas de la fortaleza de Troesmis. Datan del siglo ^III a.C.

Isaccea. Llamada Noviodunum por los romanos, esta agradable pequeña ciudad a orillas del Danubio desempeñó en su momento un importante papel estratégico y comercial en la región. Aún se pueden ver restos de su antigua grandeza. No muy lejos, en el pueblo de Tichilești, se encuentra la última leprosería de Europa.

Niculițel. En este pueblo vinícola se pueden visitar las ruinas de una basílica paleocristiana. La iglesia y la cripta fueron fundadas por el emperador Valente en el año 370. Descubierta en los años 70, la basílica ha sido parcialmente reconstruida. Cuatro esqueletos de mártires yacen en un ataúd colectivo en el nivel superior de la cripta.

Monasterio de Cocoș. El monasterio del "Gallo" fue construido en 1835 en estilo turco oriental. Alberga un museo de arte medieval y moderno con una colección de libros antiguos, iconos y documentos relacionados con el periodo otomano. El camino que conduce a él atraviesa colinas plantadas de vides.

Monasterio de Celic-Dere. Al sur de Telița, este monasterio, hoy regentado por monjas, fue fundado entre 1841 y 1844 por monjes rumanos y rusos. Debe su nombre a su proximidad a un arroyo, el Celik Dere (arroyo de acero en turco).

Fortaleza de Dinogetia. Mencionada por primera vez por Ptolomeo, fue originalmente un emplazamiento dacio, antes de que los romanos se apoderaran de ella. Lo que queda es el resultado de la destrucción y reconstrucción a lo largo de los siglos.

Situado a orillas del río Cerna, ocupa una superficie de 61.121 ha. Hay 1.051 especies vegetales, entre ellas el endémico avellano turco y el pino negro de Banat. hay 1.500 especies de mariposas, así como especies animales como la víbora cornuda, el gato montés, el lobo y el oso. Están representados tres tipos de hábitat: acuático, terrestre y subterráneo. Hay muchas cuevas y grutas, y una rica fauna cavernícola. Se trata de un parque magnífico, que todavía se visita poco. Aquí se pueden practicar diversas actividades, como barranquismo y rafting en el sublime valle de Cerna. También se puede disfrutar de magníficos paseos por el paisaje montañoso, que se eleva hasta una altura de 1.105 metros. Hay una decena de senderos señalizados para todos los niveles. Encontrará un mapa detallado en el centro de visitantes situado a las afueras de Băile Herculane (strada Uzinei 9), donde también hay una exposición sobre las riquezas naturales del parque. A continuación se indican las excursiones que recomendamos.

BăileHerculane-Izvorul Munk-Foișorul Roșu-Băile Herculane (triángulos azules): un paseo de 4 km accesible para todos, que ofrece magníficas vistas de la ciudad.

Băile Herculane-Crucea Alba-Vârful Domogled Mare-Cheile Feregari-Băile Herculane (marcas amarillas): una hermosa caminata de 5-6h que le llevará al corazón del parque nacional, con un ascenso de 890m. El sendero se adentra en el bosque y ofrece unas vistas magníficas.

Al sur, la ciudad limita con una zona pantanosa, que se puede explorar en barca o canoa. Se trata del parque natural de Balta Mică, una pequeña zona protegida con unas 200 especies de aves, una especie de delta en miniatura. Cerca, a 7 km al sur de la ciudad, el lago Salé (lacul Sărat), rodeado de un parque, es una parada relajante. Hay playa, bares, campings y hoteles. Se puede llegar en el tranvía 24.