Atracciones turísticas y monumentos Rumanía

Construida en 1573, es una de las mezquitas más antiguas del país. Lleva el nombre de su fundadora, la princesa Esmahan, hija del sultán Selim II y esposa de un visir, que se refugió entonces en Mangalia. Este hermoso edificio de gruesas paredes y piedra tallada está rodeado por un pequeño cementerio donde están enterradas figuras prominentes de la época. Algunas de las estelas tienen más de tres siglos de antigüedad. También destaca la fuente de abluciones del patio. La mezquita sigue siendo un lugar de culto para la comunidad turco-tatarí de la ciudad, que cuenta con unos 3.000 fieles.

Esta inmensa plaza consiste en un gran parque central, rodeado de hermosos edificios antiguos y coloridos. Entre ellos se encuentra el flamante Hôtel Dacia, con su fachada ricamente decorada con esculturas florales. Construido a principios ^del siglo XX en estilo de la Secesión húngara, se ha deteriorado en los últimos años. Los principales puntos de interés se agrupan en torno a la piața Libertății.

Hacia el norte, por la strada Ștefan cel Mare o una callejuela que pasa por delante de la Torre de los Bomberos (de 45 m de altura y que data de 1904), se llega a la IglesiaReformada Húngara (Biserica reformată). También conocida como la "Iglesia de las Cadenas"(Biserica cu Lanțuri), es un edificio barroco terminado en 1802, con órganos que datan de 1814. En la calle Horea se encuentra elTeatro delNorte (Teatrul Nord), un bello monumento neoclásico de 1889.

Al sur, entre la piața Libertății y el río, el Centro Cívico luce sus tristes edificios de hormigón de los años 80, con la clásica Maison de la culture, la prefectura, etc. En la calle Decebal está la gran sinagoga de estilo morisco, construida en 1889 para la comunidad judía de la ciudad, antaño muy numerosa: más de 12.000 personas a principios del ^siglo XX. La mayoría fueron deportados en 1944, tras ser encerrados en un gueto.

Al este, en la strada 1 Decembrie 1918, la iglesia greco-católica de los Arcángeles Miguel y Gabriel, construida en la década de 1930, ostenta una bella arquitectura ecléctica influida por los estilos bizantino y neorrománico.

El Museo del Reloj(Muzeul ceasului) posee una colección única de relojes de diferentes épocas, orígenes y mecanismos: relojes de bolsillo, de sobremesa, de chimenea, de sol, clepsidras, etc., así como cajas de música y autómatas. Uno de los más antiguos, un reloj de agua, data del siglo ^XVII. Algunos de los relojes pertenecieron a personajes históricos rumanos. Recientemente restaurado, el museo también merece una visita por su entorno: ocupa una elegante mansión de estilo romántico, construida a finales ^del siglo XIX y catalogada como monumento histórico.

Las ruinas de esta antigua ciudad romana se dividen en tres secciones: el museo, que alberga restos arqueológicos (vasijas, objetos funerarios, etc.); las ruinas de la ciudad y sus murallas bien conservadas; y el monumento triunfal, erigido en el año 109 d.C. para celebrar la victoria obtenida aquí por el emperador Trajano sobre los dacios unos años antes. El mausoleo que se puede ver hoy en día es una réplica. La ciudad fue destruida por los godos en el siglo ^III.

Consiste en dos edificios adyacentes, uno neoclásico del siglo XIX, el otro de la década de 1980. Se exponen obras de grandes maestros rumanos, principalmente de la segunda mitad del siglo XIX y de la primera mitad del XX: Nicolae Grigorescu, Theodor Aman, Ioan Andreescu, Ștefan Luchian, Frederic Storck... El museo dedica un lugar privilegiado a las pinturas de inspiración marina, con muchos paisajes dobrogeos en particular. También gestiona una sección dedicada al escultor Ion Jalea, nativo de la región (strada Arhiepiscopiei, 26).

Este museo se encuentra en el antiguo ayuntamiento, un edificio neorrománico de 1896 con un aire muy oriental. El interior sigue la misma línea. Podrá ver una gran variedad de artesanías procedentes de todo el país: iconos de madera y cristal, cerámica, joyas de perlas, etc. La colección de trajes típicos y textiles es especialmente rica. También hay una tienda de artesanía. A la salida, desvíese para admirar la cercana mezquita de Hunchiar. Esta mezquita de estilo morisco data de 1868.

Cerca del lago Tăbăcăriei, al norte de la ciudad, el complejo incluye un delfinario donde se pueden ver espectáculos de delfines mulares del Mar Negro, un planetario, una microreserva con la fauna de Dobrogea y una exposición de aves exóticas. También hay un acuario, situado justo enfrente del casino. Aquí se pueden ver los principales especímenes que habitan las aguas dulces costeras de Rumanía (estanques, lagos, delta), así como peces exóticos como morenas y pirañas.

El emblema de la ciudad, este imponente palacio se construyó entre 1908 y 1913 en el estilo de la Secesión de Transilvania, según los planos de los arquitectos nacidos en Budapest Marcell Komor y Jakab Dezső. Este dúo también diseñó el ayuntamiento cercano. En el exterior, su forma masiva es suavizada por sus azulejos de colores, mosaicos, vidrieras, bajorrelieves y estatuas. Una visita a los interiores de este asombroso edificio es imprescindible: creado por miembros de la Escuela de Arte de Gödöllő, son una verdadera demostración de las artes decorativas y aplicadas húngaras. Las pinturas y vitrales, con colores y diseños originales, crean una atmósfera muy especial. La sala es una obra maestra en sí misma, donde dominan el verde, el azul y el oro, así como los motivos florales. En la escalera, los vitrales muestran retratos de figuras históricas, firmados por Miksa Róth, un gran maestro del vitralismo modernista húngaro. En el primer piso, la Sala de los Espejos (Sala oglinzilor) contiene dos espejos venecianos y doce valiosas vidrieras, que evocan escenas de la vida cotidiana en Transilvania o leyendas sicilianas.

La gran sala de conciertos, que hoy en día alberga la orquesta filarmónica local, está decorada con motivos vegetales y animales, púrpura y oro, inspirados en el arte popular de Transilvania. También tiene un órgano gigante con más de 4.000 tubos.

El edificio también alberga el Museo de Arte, que exhibe obras de artistas rumanos y húngaros de los siglos XIX y XX.

ElLago Rojo(lacul Roșu) tiene 7,5 km de largo y cubre una superficie de casi 15 ^km2, entre los brazos Sfântu Gheorghe y Sulina, a unos 5 km del Mar Negro. Los interesados en la ornitología podrán admirar pelícanos, garcetas, cisnes y otras especies. El lago y sus alrededores también son conocidos como una de las mejores zonas del delta para la pesca de la carpa y el lucio. Los amantes de la carpa se dirigirán al canal Puiu-Roșu, mientras que los aficionados al lucio elegirán los lagos Lumina y Puiuleț.

Es la mayor mezquita de Rumania, con un imponente minarete. Fue construida en 1865 por la comunidad musulmana de Tulcea, con la aprobación del sultán de la época, Abdülaziz (de ahí su nombre). En ese momento, Dobrogea era parte del Imperio Otomano. El interior es sobrio, con un techo de madera verde claro y suelo alfombrado. La mezquita es utilizada actualmente por la pequeña comunidad musulmana de Tulcea, compuesta por las minorías históricas turca y tártara, además de un gran número de romaníes.

Esta fortaleza fue construida a ^mediados del siglo ^VII a.C. por colonos griegos procedentes de Asia Menor, antes de pasar a control romano en el siglo ^I d.C. Entre las ruinas se encuentran la necrópolis, el complejo funerario griego más antiguo del Mar Negro, y dos hornos artesanales que se utilizaban para cocer cerámica durante la época romana. También merece la pena visitar la fortaleza por su entorno: se encuentra a 6 km al este del pueblo, en el espectacular cabo Doloșman y sus imponentes acantilados de piedra caliza, en la confluencia de los lagos Razim y Golovița.

Esta hermosa mansión de estilo ecléctico fue construida en 1897 para Alexandru Avramid, un rico hombre de negocios griego de origen albanés que vivía en la zona. Confiscado por los comunistas, ha albergado durante mucho tiempo un museo. En 2010-2012, la casa se benefició de un vasto proyecto de rehabilitación, que le permitió recuperar su esplendor. Los interiores, amueblados con muebles de época, objetos y fotos, son lujosos: techos pintados, molduras, dorados, frescos, suelos de parquet, lámparas de araña... La casa también alberga exposiciones temporales.

A orillas del Caraorman se encuentra el pequeño pueblo del mismo nombre (que significa "bosque oscuro" en turco). Aquí se habla ucraniano y rumano. Al oeste hay una reserva forestal de 840 hectáreas con las mismas características que Letea: aquí florecen distintas variedades de plantas trepadoras que se aferran a árboles centenarios, entre ellos venerables robles. El bosque de Caraorman es también un importante lugar de nidificación para las aves. Las dunas de arena que bordean el bosque pueden alcanzar los 10 metros de altura.

Es uno de los monumentos más antiguos de la arquitectura musulmana en Rumania. Esta hermosa mezquita fue construida a principios del siglo XVII por el general Ali Gazi, cuando Dobrogea estaba bajo la administración otomana. Además, el mausoleo que se encuentra en el patio alberga los huesos del general. El edificio fue bellamente renovado a finales de los años 90. Su minarete tiene más de 20 m de altura. En el interior, se pueden admirar hermosos adornos de madera y viejas alfombras persas.

La sede de la reserva de la biosfera alberga un centro de información y educación ecológica, donde se encuentra una pequeña exposición informativa sobre la fauna y la flora del Delta del Danubio. Se dispone de mapas de la zona e información sobre licencias de pesca y caza. También podrá comprar (ya sea en la taquilla o en el cajero automático) los permisos necesarios para visitar el delta, si no pasa por una agencia.

El Museo de Etnografía y Arte Popular de Tulcea, que ocupa un edificio emblemático de la ciudad, reabrió sus puertas en 2023 tras unas obras de renovación. Cuenta con una colección de más de 8.000 trajes y objetos diversos, que nos transportan a la Tulcea multicultural de antaño y nos permiten conocer el folclore de las minorías locales. El museo también gestiona la casa del escritor Panait Cerna, nacido en el municipio de Cerna, la casa Panaghia en la localidad de Babadag y el museo del pueblo tradicional de Dobroudja, situado en Enisala.

Bajo el monumento a los Héroes de la Independencia, este museo cuenta con una excelente colección de cerámicas y monedas antiguas que datan de la Antigüedad y la Edad Media. Parte de la exposición se centra en la adopción del cristianismo por los habitantes de la región y la persecución religiosa en los primeros siglos de nuestra era. Junto al museo se pueden ver las ruinas de la antigua fortaleza de Egisos, que data de la Antigüedad.

¡Tiene que ver! Este moderno edificio alberga un gran acuario, donde se pueden observar peces y especies exóticas presentes en la desembocadura del Danubio: lucios, carpas... El punto culminante de la visita, el estanque de esturiones es absolutamente cautivador. El centro también presenta varios dioramas que reconstruyen los entornos naturales de Dobrogea, con su fauna y flora: pelícanos, águilas, visones, etc. Una excelente introducción, antes de salir a explorar la región.

El punto más alto de la cordillera de Banat, con el pico Piatra Goznei a 1.447 m, las montañas de Semenic son perfectas para practicar senderismo accesible a todos. El Parque Nacional de las Gargantas de Semenic-Caraș ocupa una superficie de 36.624 ha. Se caracteriza por vastos bosques de hayas y abetos repartidos entre modestos valles fluviales y cumbres de más de 1.200 m de altitud, picos, dolinas, gargantas, mesetas, pero también huertos y pastos. La altitud es por tanto bastante baja y las influencias mediterráneas son evidentes. La región alberga 1.086 especies de plantas mediterráneas y balcánicas. Entre los invertebrados hay 56 especies endémicas y 45 especies raras. Entre las especies de vertebrados presentes están la víbora cornuda, la especie más venenosa de Europa, y aves rapaces como el águila culebrera y el águila moteada. Se han contabilizado diez especies de mamíferos, entre ellos lobos, ciervos de los Cárpatos y linces. El parque también cuenta con numerosas cuevas que albergan muchas especies endémicas. Entre los lugares de interés destacan el hermoso hayedo de la reserva de Izvoarele Nerei y la cueva de Comarnic. La cueva de Comarnic se encuentra al norte de los montes Anina, a la izquierda del valle de Comarnic, a 440 m de altitud. Es la cueva más larga de la región (4.040 m). Sus galerías son amplias y ricas en estalagmitas, un espectáculo que nunca deja de deleitar a los visitantes.

Este obelisco plantado en la cima de la colina de la ciudad, al este de la ciudad, fue erigido en 1900 por los escultores Vasilescu y Bălăcescu, como tributo a los muertos de la Guerra de Independencia de 1877-1878. Durante todo el camino, después de subir un buen tramo de escaleras, disfrutará de una vista de 360 grados del río, la ciudad y los campos circundantes. También es en esta colina donde se erigieron las letras gigantes que forman el nombre de la ciudad.

Este hermoso edificio neoclásico fue construido en 1870 por Ismaïl Pacha, entonces gobernador otomano de Tulcea. Recientemente modernizado, alberga algunas colecciones de pinturas, grabados y esculturas de gran calidad. Hay obras contemporáneas de Pallady, Aman, Baba, Brauner y Grigorescu. Una sala está dedicada a pinturas que representan Tulcea y Dobrogea. También se pueden admirar iconos rusos y lipovenos, así como bellas piezas de arte decorativo europeo y oriental: joyas, muebles, alfombras, loza persa, vestidos cosidos con hilo de oro..

A la entrada del yacimiento arqueológico, un museo ofrece información sobre la historia de la ciudad y expone los objetos desenterrados durante las excavaciones, que comenzaron a principios ^del siglo XX: estatuillas, jarrones, cerámicas pintadas, bajorrelieves, etc. A continuación, hay senderos que conducen a través de los restos. Reconocerá las murallas que antaño rodeaban una ciudad de 60 hectáreas. También verá restos de templos dedicados a Zeus y Afrodita, calles adoquinadas, termas y una basílica cristiana ^{del siglo VI}. Tenga en cuenta que el acceso al yacimiento es difícil sin coche.

Situado al norte del brazo Sulina, es uno de los mayores lagos del delta, con una superficie de casi 1.000 hectáreas. Deletreado Fortuna o Furtuna (que significa "tormenta" en rumano), su nombre se debe a que, con mal tiempo, sus aguas se vuelven muy turbulentas, lo que convierte la zona en potencialmente peligrosa. Es uno de los lugares más espectaculares para la observación de aves: cisnes, pelícanos, águilas, garcetas, cormoranes... Muchas excursiones en barco pasan por aquí. También es un popular lugar de pesca.

Aquí encontrará unos 16.000 huevos decorados de gran diversidad: huevos pintados de Bucovina y otras regiones de Rumanía, algunos de ellos de cincuenta a cien años de antigüedad, pero también una gran colección internacional, con huevos de más de 82 países (bordados, de madera, de porcelana, transformados en cajas de música...), sin olvidar las creaciones de la artista rumana Letiția Orșivschi, propietaria del museo. En recepción se ofrece una audioguía en francés. Se organizan demostraciones para grupos (mínimo 20 personas), previo acuerdo.

El museo cuenta con una magnífica colección de 3.000 huevos pintados, algunos de ellos centenarios, pertenecientes al Dr. Anton Setnic, médico de Botoșani y luego de Vatra Dornei en la segunda mitad del siglo ^XX. Fascinado por el arte de los huevos pintados, este coleccionista los recogió de todos los pueblos de Bucovina, gracias a sus pacientes. La mayoría están todavía llenos, lo que los hace más frágiles y difíciles de conservar. Agrupados por zonas, se exponen en pequeñas cajas de madera, pirograbadas por el propio médico. La colección revela toda la diversidad de este arte popular: algunos de los huevos presentan motivos florales que no se ven en ninguna otra parte, otros vienen en sorprendentes tonos amarillos y rosas, y otros son sobriamente bicolores, con motivos dibujados en cera. Los huevos de Ciocănești, por su parte, son reconocibles por su fondo negro y sus motivos geométricos en tonos amarillos, rojos y blancos, similares a los que adornan las casas del pueblo. Estos huevos se sellan con una técnica muy específica, utilizando cera de abeja y una herramienta llamada "chişiță": es un proceso complejo que requiere mucha meticulosidad. También se pueden admirar las obras de los ganadores del concurso de huevos pintados, que se celebra cada año con motivo del festival dedicado: más de 6.000 huevos en total. El museo también tiene una pequeña tienda de huevos pintados hechos por artesanos locales.

Hará las delicias de los amantes del senderismo y la flora de montaña. El refugio de Rarău, accesible en coche en verano o a pie (4 horas), es el punto de partida de numerosas excursiones. Se puede llegar a la Pietrele Doamnei, una bonita formación rocosa, así como a dos reservas naturales: la reserva de Todirescu protege numerosas flores de montaña (tulipanes, crisantemos, etc.). Más adelante, la reserva de Slătioara es un bosque primario de hayas y abetos, considerado el bosque de coníferas más antiguo de Europa, con abetos de 50 m de altura y quinientos años de antigüedad.

Un museo etnográfico bien diseñado y muy interesante, ubicado en un edificio de la época austriaca. La museografía es original: presenta las costumbres de la región siguiendo el calendario de acontecimientos que marcaban y marcan el ritmo del año agrícola. Cada acontecimiento se recrea utilizando una rica colección de objetos, herramientas y trajes, así como hermosas fotografías en blanco y negro. Se sumergirá en las costumbres y creencias del pueblo, mezcla de religión, ritos paganos y observación de los ciclos naturales: la víspera de San Andrés, cuando los malos espíritus volvían a acechar a los vivos y las jóvenes podían vislumbrar a sus maridos; San Elías, el 20 de julio, cuando los pastores podían empezar a bajar de las montañas; San Alexis, el 9 de marzo, cuando los insectos volvían a la vida y se apagaban las colmenas... sin olvidar, por supuesto, las ricas tradiciones de Navidad y Semana Santa. La sala dedicada a la Nochevieja es especialmente interesante: desde el porche reconstruido de una casa típica bucovina, se pueden observar los distintos personajes enmascarados que recorren los pueblos, de casa en casa, para cantar el Año Nuevo y ahuyentar a los malos espíritus: los osos, el gitano, el borracho, el emperador, etc.

Los museógrafos pueden guiarle en su visita en inglés. En recepción también encontrará un folleto en francés.

De su éxito durante el periodo austrohúngaro, el balneario ha conservado algunas bellas casas ^{del siglo XIX} y atractivos edificios, como el Vieux Palais des Bains (1898), el palacio y casino Unirea (ambos construidos en 1896), la estación de ferrocarril (1902) y una hermosa sinagoga de estilo morisco. Su vasto parque, trazado en 1862, está plantado de hayas y abetos, en medio de los cuales brota un manantial mineral, señalizado por un edificio en forma de castillo. La ciudad cuenta también con un interesante museo etnográfico (strada Eminescu 17, de martes a domingo, de 10:00 a 16:00).

Ubicado en un antiguo cuartel militar decrépito, este memorial gestionado por una asociación es una parada imprescindible para sumergirse en la génesis de la Revolución Rumana. Recorre la cronología del levantamiento en Timișoara, y después en todo el país. La exposición se apoya en un gran número de fotografías de época en blanco y negro, que ofrecen una visión humana de los acontecimientos. Los paneles principales están traducidos al inglés y arriba se proyecta un documental bastante bien hecho, disponible en francés. El personal de la asociación también puede guiarle por las salas. Una de ellas presenta una serie de dibujos infantiles realizados poco después de la revolución, formando un mosaico de visiones duras y conmovedoras de los acontecimientos. Otra sala muestra miniaturas de las doce esculturas conmemorativas repartidas por la ciudad. Cada una tiene su propio significado: una está dedicada a las madres de las víctimas, otra a los niños asesinados durante la represión, y así sucesivamente. El monumento cuenta con mapas que muestran su ubicación y significado. A lo largo de la exposición también hay objetos emblemáticos: banderas agujereadas (símbolos de la revolución), uniformes de policía o ropas de manifestantes... Incluso se ha reconstruido una capilla, en memoria de las 104 personas asesinadas en Timișoara, cuatro de las cuales nunca han sido identificadas. Aunque la falta de recursos es palpable, la visita no deja de ser instructiva y emotiva.

La visita a las salinas merece la pena: ¡hay que bajar más de 280 escalones para llegar al fondo! A lo largo de los largos pasillos, verá una capilla, una piscina de agua salada y un asombroso salón de baile con suelo de parqué y lámparas de araña. Documentos y fotos de la época recorren la historia de la mina. Las salinas funcionan desde 1791 y siguen en uso hoy en día. A unos 90 metros de profundidad bajo la parte de la mina que se puede visitar, los mineros siguen extrayendo sal. El resultado es un olor penetrante, que puede resultar incómodo para los organismos sensibles.

La artista Lucia Condrea expone unos 30.000 huevos en su museo. La mayoría son creaciones suyas, pero también hay una sección de huevos antiguos y una colección internacional. Además de la técnica tradicional del batik, Lucia Condrea utiliza catorce técnicas inventadas por ella: encaje, ganchillo, cubismo, etc. Sus fuentes de inspiración son numerosas, pero se inspira sobre todo en motivos tradicionales rumanos. Su trabajo es original y de gran delicadeza.

Esta larga calle peatonal y comercial, repleta de cafés, está casi siempre llena de actividad. Está flanqueada por coloridos edificios barrocos y de la Secesión, algunos de ellos muy bien restaurados. Entre las joyas del Art Nouveau que se pueden ver aquí están el Palacio Apolo (nº 16), un edificio inmaculadamente blanco que data de 1912, y el Palacio Stern (nº 10), construido en 1904, con sus magníficos frisos florales inspirados en motivos tradicionales húngaros. Y no hay que olvidar el soberbio palacio Moskovits Miksa, de color azul brillante y decorado con motivos vegetales y magníficos herrajes.

Construido entre 1862 y 1865 según los planos del arquitecto vienés Ignaz Schumann, es de estilo ecléctico y utiliza elementos de la arquitectura morisca, en boga en la época. Su fachada, enmarcada por dos macizas torres, está revestida de ladrillo visto y azulejos de cerámica. La grandiosidad del edificio recuerda que, a principios de siglo, Timișoara contaba con una población judía muy numerosa: más de 12.000 personas, frente a unos pocos cientos en la actualidad. La mayoría emigró a Israel bajo el régimen de Ceaușescu.

Este pequeño complejo familiar lleva seis generaciones fabricando la famosa cerámica negra de Marginea. No sólo se puede comprar cerámica casera, sino también visitar el taller, con sus tornos y hornos, y ver trabajar a los alfareros (excepto los domingos). Delante, una antigua casa de madera alberga un pequeño restaurante, La Table du potier(Masa olarului). Sirve excelentes especialidades locales, preparadas en vasijas de barro, por supuesto

Ocupa un hermoso edificio de piedra y ladrillo ^{del siglo XVII}. Conocida como Hanul Domnesc ("La posada del príncipe"), fue originalmente la casa de Miron Barnovschi, príncipe de Moldavia en aquella época, que la donó a la ciudad como caravasar. Conserva algunos bellos ejemplos de la arquitectura medieval moldava. Las colecciones introducen a los visitantes en el folclore y el arte popular de la región. Se exponen trajes, muebles, alfombras y diversos objetos de artesanía. La planta baja es una reconstrucción de una posada de los siglos ^XVIII-XIX.

Recrea la organización y la actividad de un pueblo tradicional de Bucovina: en primer lugar están las hermosas casas campesinas de la región, en su mayoría de madera, cuyos interiores han sido bellamente reconstruidos. Verá una gran variedad de chimeneas, muebles, alfombras y trajes. El museo también muestra cómo se realizaban los ritos de paso (muerte, nacimiento, matrimonio). También verá una iglesia, una escuela, talleres artesanos y molinos.

Fundado en la década de 1920 por un par de maestros, Samuil y Eugenia Ioneț, es el museo más antiguo de su tipo en la región. Exhibe una amplia colección de ropa tradicional, trajes folclóricos, mantas de lana, alfombras, iconos y otras artesanías típicas de la región. Hay hermosas cerámicas negras decoradas con flores o pájaros de colores, una especialidad del pueblo de Marginea, y una hermosa colección de huevos pintados, así como valiosos libros y manuscritos antiguos.

La explanada de estilo soviético del centro está dominada por la imponente Casa de la Cultura y bordeada por la animada rue Nicolae Bălcescu. Siga esta calle en dirección oeste hasta la calle Dimitrie Onciul, donde se encuentra la sinagoga (1870). Al sur de la explanada se encuentra el parque central. Al norte, la calle Ștefan cel Mare le llevará a la bonita iglesia Sfântul Dumitru, construida por Petru Rareș. Data de 1535 y su campanario de 1561. Las pinturas originales aún son visibles, pero están bastante mal conservadas. Justo al lado hay un bullicioso mercado.

Construido a principios del siglo XX, este gran edificio albergaba la prefectura austriaca de la época. La exposición permanente, completamente rediseñada en 2016, cuenta con 27 salas, que retratan cronológicamente la historia local, desde el Paleolítico hasta la revolución de 1989, incluido, por supuesto, el período en que Suceava fue la capital de Moldova, antes de que el traslado a Iași marcara su declive. La mitad de las habitaciones están dedicadas a los descubrimientos arqueológicos.

Al noreste del centro de la ciudad, entre la ciudadela y las ruinas de la residencia principesca(Curtea domnească), se encuentra la iglesia Mirăuți, dedicada a San Jorge. Construida entre 1375 y 1391 por orden del voivoda Petru II Mușat, es la iglesia más antigua de la ciudad. A principios del siglo ^XV, se convirtió en la primera catedral del obispado moldavo. Aquí fueron coronados los príncipes de Moldavia. En ruinas a lo largo de los siglos, fue utilizada durante un tiempo como almacén, antes de ser restaurada a finales del siglo ^XIX y de nuevo en la década de 1990.

Los principales museos se encuentran en los alrededores de la plaza Libertății. El Museo Etnográfico, ubicado en una bella mansión neorrumana de 1924, evoca la vida campesina en cada estación del año. El Museo de Arte expone principalmente obras de artistas locales. Está ubicado en una antigua escuela construida en 1930. Más al sur, el Museo de Historia (Bulevardul Eminescu, 10) expone artefactos de la prehistoria y la Edad Media, en particular de la época de la Corte Principesca. En sus ruinas se ha instalado un pequeño museo dedicado a esta última, en la plaza Libertății.

En un hermoso edificio de estilo neo-brasileño, este museo único, inaugurado en 2005, presenta un patrimonio arqueológico excepcional, consistente en cerámicas pintadas, estatuillas y otros objetos de la cultura Cucuteni. Esta refinada civilización neolítica, que se extendió por los actuales territorios de Rumania, Moldova y Ucrania, floreció alrededor del año 5000 a.C. Cucuteni es el nombre del pueblo rumano donde se descubrieron los primeros restos.

Este monasterio totalmente blanco fue construido en 1602 por el boyardo Néstor Ureche y reconstruido en 1825 tras un incendio. La iglesia de San Juan Bautista se distingue por la adición de elementos valacos, un estilo acentuado por las renovaciones del siglo ^XIX. En esa época también se añadió una veranda y se reforzó el recinto. El lugar ha sido muy bien renovado, y deseará visitar todas las pequeñas celdas monásticas alineadas a lo largo de los balcones de madera llenos de flores. La buena noticia es que ¡incluso se puede dormir allí! El museo expone bordados, objetos religiosos, alfombras y libros antiguos.

Es difícil no notar este gran edificio, que ha estado en el corazón del bulevar central desde 1876. Construido según los planos del arquitecto Ferenc Pekár, el palacio administrativo tiene un estilo neorrenacentista flamenco. Su torre del reloj, de 54 m de altura, recuerda a los ayuntamientos flamencos. En el vestíbulo de entrada, la imponente escalera cubierta de mármol rojo, que conduce a un hermoso salón de la aldea, presenta hermosos vitrales sobre el tema de las estaciones. Justo al lado, en el número 73, está el Palacio Cenad (siglo XIX), de estilo ecléctico.

Las ciudadelas de Ponor(Cetățile Ponorului) son un fascinante paraje natural, popular entre los espeleólogos. Es uno de los paisajes kársticos más grandiosos de Europa, con cascadas y asombrosas formaciones a lo largo de un río subterráneo que discurre por un túnel de 4 km. Se accede a él por una hermosa excursión, muy accidentada en algunos puntos, que parte de Cabana Padiș (12 km, 6 h, señalización con puntos azules). Unas rocas de más de 70 m de altura marcan la entrada a la cueva. Para explorarla, es mejor ir acompañado de espeleólogos experimentados.

El centro de la ciudad se articula en torno a la larga Place des Roses, con su paseo peatonal central. Es un buen lugar para empezar a explorar. La plaza está bordeada de agradables terrazas y bellos edificios. No hay que perderse la ecléctica Casa Bányai (nº 12) y el palacio barroco Toldalagi (nº 11). En su extremo sur, la piața Victoriei alberga el Ayuntamiento, típico de la arquitectura neorumana, y el emblemático Palacio de la Cultura, una joya del Art Nouveau. En el otro extremo de la piața Trandafirilor se encuentra una gran catedral ortodoxa neobizantina construida en 1938. Su decoración interior es soberbia y sus dimensiones deliberadamente imponentes, para dar envidia a la vecina iglesia católica barroca (1728). Justo enfrente, verá la estatua de Avram Iancu, héroe de la revolución de 1848 en Transilvania. No muy lejos, al final de una larga plaza mineral, se encuentra el Teatro Municipal, perfecto ejemplo de arquitectura comunista. Al noreste de la plaza, un poco retranqueada y algo más elevada, se alza la ciudadela medieval.

A pocos pasos al oeste de la piața Trandafirilor (strada Aurel Filimon, 21), no se pierda la magnífica sinagoga de la ciudad. Este edificio ecléctico de color albaricoque fue construido en 1899-1900 para la comunidad neóloga, que deseaba disponer de un lugar de culto separado de los judíos ortodoxos. Especialmente bien conservado, el edificio es sencillamente impresionante. Su rica ornamentación es suntuosa.

Se organiza en torno a la piața Republicii, la larga plaza central bordeada de coloridas casas austrohúngaras. A su alrededor se encuentran la mayoría de los edificios interesantes, como el teatro municipal, uno de los monumentos más bellos de la ciudad, construido entre 1901 y 1904. Situado en el extremo norte de la plaza (en el número 52), alberga también la biblioteca municipal. En el extremo opuesto (strada 1 Decembrie 1918, nº 28), el Ayuntamiento neorrenacentista data de 1884-1886. Un porche conduce desde la piața Republicii al dinámico mercado.

Situado en la parte norte de la ciudadela, fue fundado a finales del siglo ^XVIII por el obispo Ignác Batthyány. Ocupa una antigua iglesia barroca y contiene casi 70.000 volúmenes, entre ellos 1.230 manuscritos y libros raros. El más valioso es el Codex aureus, escrito en tinta dorada sobre pergamino en el siglo ^VIII y profusamente ilustrado. El magnífico Gran Salón es una mezcla de estilos neoclásico y rococó. También fue aquí, en 1792, donde se estableció el primer observatorio astronómico del país, pero fue destruido durante la revolución de 1848.

Este edificio, inaugurado en 1913, tiene una fachada neoclásica con columnas corintias que sostienen un frontón. Las alas laterales presentan elementos del estilo renacentista italiano. En el interior, un soberbio vestíbulo de mármol conduce a la sala de conciertos. El palacio alberga la Sala Filarmónica, así como varias secciones del Museo Județ: historia (en renovación), ciencias naturales y la pinacoteca. El museo de historia incluye una sala dedicada a la revolución de 1989 en Arad, ilustrada con numerosas fotos.

Se encuentra en el antiguo palacio del príncipe, construido en el siglo XVI y que conserva elementos de estilo gótico de finales del siglo XV. Sirvió como aduana para las minas de sal, pero también como residencia temporal para los Príncipes de Transilvania durante sus visitas. El museo exhibe muchos restos arqueológicos encontrados en la zona: cerámicas neolíticas, herramientas medievales, armas y monedas. Los objetos del período romano constituyen la mayor parte de la colección. El museo también tiene secciones de arte y etnografía.