Los mejores museos especializados Calvados

Creada en 1988, esta asociación promueve el patrimonio de encaje de Bayeux, practicado en la Manufactura de Lefébure. El encaje de Bayeux (encaje de bolillos) presenta motivos florales y arquitectónicos tomados de la ornamentación clásica (perlas, gallardetes, follaje, conchas, cuencas, etc.), con un fuerte énfasis en los diseños figurativos. Las encajeras han trabajado para los grandes modistos franceses: Balmain, Dior, Hermès, y transmiten sus conocimientos durante los cursos de formación.

Hay que esperar al buen tiempo para visitar este fabuloso museo. El Carreau du Livet, vestigio de las antiguas minas de hierro de Soumont-Potigny, cerradas en 1989, es de gran interés histórico y patrimonial. Guiado por antiguos mineros, descubra la sala de los ahorcados (llamada así por el inmenso guardarropa), las duchas-baños, la sala de las lámparas en su disposición original y muchos otros testigos sorprendentes, como la bajada por carretera que conducía a los empleados 650 m bajo tierra.

Una visita que sin duda merece la pena, aunque sólo sea por la magnífica casa con entramado de madera del siglo XVI, clasificada como monumento histórico, que alberga el museo desde la década de 1980. Conocida como la "Vieja Mansión", en su día fue utilizada por un acaudalado curtidor en la planta baja y como vivienda en el primer piso. El museo, además de recorrer la historia de este edificio, ofrece a los visitantes la oportunidad de conocer mejor la historia local, las tradiciones y el arte de vivir en el Pays d'Auge con el inusual espíritu de un gabinete de curiosidades.

Había una vez un niño flamenco de 12 años, Floris Kok, que prefería las playas de desembarco del Día D a Disneylandia... 3.000 cartas y 10 años de investigación y encuentros más tarde, en 2012, el niño que había crecido abrió su museo de veteranos en Arromanches. Para rendir homenaje a su abuelo, miembro de la resistencia holandesa durante la Segunda Guerra Mundial, a su bisabuelo, un soldado en las trincheras en 14-18. Detrás de cada recuerdo hay un hombre y su historia.

Los cuadros del Panorama de la Batalla de Solferino, pintados por el coronel Langlois, convertido en un pintor famoso, están expuestos. Langlois, nacido en Beaumont en 1789, prosiguió una carrera militar y participó en la batalla de Waterloo, manteniendo tiempo para su pasión: la pintura. El museo conserva sus cuadernos, esbozos y cuadros, así como los de otros artistas como Puvis de Chavannes o Edouard Krug.