Restaurantes cocina del mundo Santiago

Lugar emblemático de Praia. La propietaria, Alia dos Santos, le da la bienvenida en un ambiente musical extraordinario. Todas las noches, a partir de las ocho de la tarde, el establecimiento ofrece un concierto. Algunos habitantes no dudan en ponerse su mejor ropa para venir a aplaudir al artista del día. De las paredes rojas cuelgan una serie de fotografías en blanco y negro de músicos. El personal es multilingüe y atento. Recuerde reservar si va el fin de semana. Imprescindible si está de visita en la capital.

Restaurante típico y popular. Sirven parrillas al aire libre. Muy limpio y, a menudo, muy concurrido. La comida es abundante y los precios moderados. Puede comer brochetas de carne, un plato de pollo con patatas fritas o pescado a la parrilla. Atmósfera muy acogedora.

Uno de los mejores lugares para ir a pasear los domingos (y el resto de la semana también). La terraza es muy agradable. Se come muy bien y a precios que desafían toda competencia. Un buen establecimiento. Y ofrece acceso a internet.

Cerca de la embajada de Portugal, es el lugar de encuentro de los famosos. Situado en las alturas, ofrece una vista excepcional hasta el mar, que se aprecia mejor por la noche desde su hermosa terraza. El marisco es excelente. Uno de los mejores restaurantes de la isla, de categoría y, por lo tanto, bastante caro. Música en vivo los sábados por la noche.

No lejos de Prainha, este restaurante es cada vez más popular. Solo sirve pescado a la parrilla que elabora con fuego de leña ante la clientela (de 500 a 700 CVE el plato). Mero, bica, atún... João, el jefe, puede aconsejarle sobre algunos lugares a los que puede ir a pasear o de excursión. Buen ambiente en un buen establecimiento. Muy agradable.

Situado en un bello paraje bajo la playa de Tarrafal, es un restaurante como los demás, cerca del mar y con composiciones yodadas en el plato. Pescado, gambas y pescado del día, sin olvidar platos tradicionales como el cuscús, forman parte de la carta. El servicio es eficaz y el ambiente relajado. Sólo queda pedir la cuenta, que no tendrá que caerse de rodillas para pagar, antes de dar un digestivo paseo por la cálida arena.

El gerente, de nacionalidad italiana, es simpático y su restaurante, muy concurrido. Ofrece un ambiente agradable y en su terraza se pueden degustar buenas pizzas o el resto del menú, muy variado: sopas, pastas, marisco, carne... También dispone de una buena carta de vinos. Los precios son proporcionales a la calidad.

Este restaurante sirve cocina local inspirada en las tradiciones francesas y caboverdianas. Inés, su simpática jefa, habla perfectamente francés ya que vivió varios años en Marsella. También sirven helados y crepes durante el día y por la noche ofrecen varios cócteles (excelentes caipiriñas por 250 CVE). Música en vivo el sábado por la noche. Se puede alquilar la casa, con vistas al mar y a la bahía de Tarrafal, por 15 € por persona.

El restaurante forma parte de la residencia Praia Guesthouse y propone una amplia selección de platos a base de pescado y marisco, con sabores locales mezclados con influencias portuguesas. Aquí sólo se trabaja con productos frescos procedentes del mercado. El menú cambia en cada temporada.

Si tienes ganas de comer brasileño, dirígete los domingos, donde podrás probar el rodizio, copioso bufé de carnes a la parrilla. Los demás días, vuelta a la cocina caboverdiana con una carta muy rica en pescados y carnes. Se recomienda el bife na pedra (un filete que te cocinan directamente sobre la piedra candente) y sobre todo el terra mar (parrilladas mixtas de productos de la tierra y marisco: atún, langosta, pulpo, filete, etc.) que son especialidades de la casa. María, la propietaria tiene la costumbre de recibir en su restaurante toda la elite de la capital. No te sorprendas en encontrarse con los famosos cantantes de Cabo Verde o incluso con el presidente de la república. Cada viernes, de a, una orquesta toca música de variedad. Por último, no hay que olvidar las magníficas vistas al mar desde la terraza y el personal francófono. Buena relación calidad-precio.

Ofrecen buenas parrilladas en un ambiente popular y relajado, típicamente caboverdiano. Siempre con banda sonora de fondo, ya sean telenovelas que se muestran en bucle o música en vivo.

Maria Reis, conocida por todos como Lourdes, le da la bienvenida a su restaurante con aire de morabeza. El ambiente es muy agradable y el personal francófono, al igual que el propietario. Si viene a Flor de Lis es para probar platos típicos, como la cachupa, el friginato, el molho São Nicolão (plato de carne de cabra con patatas, batatas, mandioca, mijo y una especie de arroz local llamada xérem). No se vaya sin probar el cuscús caboverdiano (un pastel). El restaurante, remodelado recientemente, muestra un aspecto moderno. También nos gusta su hermosa terraza en la parte superior. Un buen restaurante.

Una dirección que desafía toda competencia. Ambiente muy acogedor, decoración original, donde se mezclan neumáticos, conchas… Se sirven enormes platos de pescado por 4 euros. El pollo braseado también cae en el suelo. Zezinho, el gerente, es un personaje desopelante y alto en colores. Antiguo pescador, le explicará (en francés, por favor) lo que le pone en el plato. 

Si lo que buscas es un poco de bling-bling, no te molestes: Campanas es todo lo contrario. Es una dirección muy popular, no turística (todavía), con una terraza y una pequeña sala rápidamente invadida por una población local necesitada de encuentros y ágapes. Pero sobre todo por los que quieren bailar, divertirse, cantar, o incluso coger un instrumento para participar... todo en un ambiente sobreexcitado. Con un poco de suerte, tendrá la oportunidad de ver al famoso Nho Nany que actúa allí los fines de semana. En cuanto a la cocina, los sabores africanos están en el menú.

A lo largo de la playa, es el único lugar para comer entre semana.

Buen servicio y la cena suele ir acompañada de música. No caro, y copioso.

La pasión por la buena comida se siente nada más entrar en este restaurante. Y se sale satisfecho: por la calidad de los platos, por un lado, y por el servicio cálido y amable, por otro. Tanto es así que casi podrías adoptarlo como comedor durante tu estancia. Los amantes de la carne estarán encantados con la suculencia de las carnes a la parrilla, servidas en el asador, al estilo churrasco. Pero no olvidamos la riqueza del mar que nos rodea y lo que nos ofrece: pulpo en Lagareiro y bacalhau con sabor portugués, todo ello regado con buenos vinos.

Encaramado en lo alto de la pensión del mismo nombre, este restaurante ofrece una magnífica vista del mar, sobre todo cuando se pone el sol. La amplia terraza es perfecta para que dos personas, grupos o familias disfruten de cócteles y platos generosos. A los amantes del pescado les encantará el filete de atún a la piedra caliente, uno de los platos estrella de la carta. La carta también incluye carnes, ensaladas, hamburguesas y pastas, sin olvidar las opciones vegetarianas. Una cálida bienvenida y un buen rato por delante.

"No se puede pensar bien ni dormir bien si no se ha comido bien" es el lema de este restaurante, que no quiere demostrar que el adagio está equivocado. La carta está salpicada de cocina italiana, como su nombre indica: una treintena de pizzas al horno de leña (entre ellas la picante Demoniaca), focaccia, carpaccio, ñoquis, risotto, bruschetta... los nombres hablan por sí solos del país de la bota. ¿Sólo viene a disfrutar de las vistas? No se preocupe, los cócteles también ocupan un lugar destacado en la carta.