Los mejores restaurantes Santiago

Si lo que buscas es un poco de bling-bling, no te molestes: Campanas es todo lo contrario. Es una dirección muy popular, no turística (todavía), con una terraza y una pequeña sala rápidamente invadida por una población local necesitada de encuentros y ágapes. Pero sobre todo por los que quieren bailar, divertirse, cantar, o incluso coger un instrumento para participar... todo en un ambiente sobreexcitado. Con un poco de suerte, tendrá la oportunidad de ver al famoso Nho Nany que actúa allí los fines de semana. En cuanto a la cocina, los sabores africanos están en el menú.

Una panadería y pastelería dirigida por una familia portuguesa donde se puede desayunar (el pan está muy bueno), tomar una copa o comer una buena hamburguesa o una cachupa. Es simple y barato.

A lo largo de la playa, es el único lugar para comer entre semana.

Buen servicio y la cena suele ir acompañada de música. No caro, y copioso.

Una panadería, pero no sólo, porque a cualquier hora del día, te servimos una cachupa casera digna de ese nombre, perfecta para los pequeños antojos, o el plato del día. Los panecillos están disponibles en todas las formas y tamaños, con semillas o aromatizados con cebolla, zanahoria, chorizo o canela, dejando espacio a la creatividad. Los gruesos pasteles de plátano, los flanes cremosos, los pasteles de fruta confitada y los pastéis de nata portugueses comparten el escaparate, en el lado más goloso.

La pasión por la buena comida se siente nada más entrar en este restaurante. Y se sale satisfecho: por la calidad de los platos, por un lado, y por el servicio cálido y amable, por otro. Tanto es así que casi podrías adoptarlo como comedor durante tu estancia. Los amantes de la carne estarán encantados con la suculencia de las carnes a la parrilla, servidas en el asador, al estilo churrasco. Pero no olvidamos la riqueza del mar que nos rodea y lo que nos ofrece: pulpo en Lagareiro y bacalhau con sabor portugués, todo ello regado con buenos vinos.

Encaramado en lo alto de la pensión del mismo nombre, este restaurante ofrece una magnífica vista del mar, sobre todo cuando se pone el sol. La amplia terraza es perfecta para que dos personas, grupos o familias disfruten de cócteles y platos generosos. A los amantes del pescado les encantará el filete de atún a la piedra caliente, uno de los platos estrella de la carta. La carta también incluye carnes, ensaladas, hamburguesas y pastas, sin olvidar las opciones vegetarianas. Una cálida bienvenida y un buen rato por delante.

"No se puede pensar bien ni dormir bien si no se ha comido bien" es el lema de este restaurante, que no quiere demostrar que el adagio está equivocado. La carta está salpicada de cocina italiana, como su nombre indica: una treintena de pizzas al horno de leña (entre ellas la picante Demoniaca), focaccia, carpaccio, ñoquis, risotto, bruschetta... los nombres hablan por sí solos del país de la bota. ¿Sólo viene a disfrutar de las vistas? No se preocupe, los cócteles también ocupan un lugar destacado en la carta.

Sólo hay que bajar un corto tramo de escaleras y ya está en la arena. Así de bien situado está este chiringuito, anclado como está en la bonita Kebra Canela. Tanto la decoración como la carta se inspiran en el lugar, con platos como pulpo a la brasa, gambas y bacalao, 100% tópicos, pero que te enamorarán. En resumen, platos sencillos pero sabrosos en este lugar fresco, que se disfruta mejor un domingo al mediodía, por ejemplo, y seguido de un baño.

Abierto todos los días de la semana para el almuerzo y la cena, el restaurante Por do Sol hará las delicias de su paladar. En la terraza panorámica con vistas a las olas, podrá disfrutar de los refinados platos del chef: ¿qué le parece un bacalhau a la portuguesa, pulpo a la parrilla con mango o una buena feijoada de mariscos antes de salir a pasear? Y si le apetece echarse una siesta, los acogedores sillones colgantes le invitan a hacerlo.

Tomarse un merecido descanso para comer y relajarse en un entorno verde y exuberante es justo lo que busca después de recorrer kilómetros. Convenientemente situado al final de su caminata en el parque de Serra Malagueta, o al final de la carretera si viaja en coche, se encontrará con Marcolina, que está ocupada cocinando pizzas, buñuelos fritos, platos de pescado o pollo acompañados de verduras y arroz. Elige entre el menú del día, que incluye bebida, postre y café. A tener en cuenta: hasta el pan es casero.

Restaurante local con precios asequibles: atún por 500 CVE y langosta por 2000 CVE.

Probarlo es amarlo. Esa parece ser la opinión de muchos clientes fieles a este restaurante regentado por el afable Luis. ¿Sus especialidades? Platos coloristas a base de bogavante y gambas a la plancha, servidos en vajilla contemporánea. Y para los vegetarianos, arroz crujiente con verduras presentadas en forma de brochetas... se equivocarían. Mesas de madera sobre los adoquines, plantas invasoras, pero no demasiadas, el marco perfecto para un momento delicioso en un lugar cargado de historia.

Una amplia terraza, un equipo mayoritariamente femenino que te recibirá con una amplia sonrisa y pequeñas atenciones a lo largo de toda la comida: es todo lo que necesitas para pasar un buen rato. Sin olvidar, por supuesto, lo que hay en los platos. Pulpo a la parrilla en su punto, filetes de pescado con verduras de colores, la famosa moreia frita al estilo de Cabo Verde, peras escalfadas o flanes de caramelo de postre... en resumen, "dilizia di casa" (delicias de la casa)... ¡todo un programa!

Suba las pocas escaleras que conducen a su terraza cubierta. Ideal para refrescarse junto al mar.

Nada más entrar en este restaurante frente al mar, se fijará en las botellas de vino de la pared. De hecho, anuncia la categoría ligeramente más sofisticada que la media de Cidade Velha. El menú, con su carta de madera ecológica diseñada por Luna Arte Design, está compuesto por pescado y marisco: bacalao, pez loro a la plancha y en filetes, pulpo y langosta. Para una comida más internacional o para los niños, también hay una docena de pizzas para elegir, desde las clásicas a otras más locales con queso de la zona. En definitiva, un momento delicioso.

Cuando uno piensa en la playa, piensa en pescadores y pescado fresco, y este restaurante anuncia con orgullo su especialidad. En la carta hay nada menos que trece especies, incluido el atún servido en tacos, así como cavala, goraz, sargonete, fatxo, esmoregal y txitxaro, por citar sólo algunas. También apreciará el buen humor del dueño, el ambiente acogedor y la música, que varía de un momento a otro. Por no hablar de que también es el lugar perfecto para disfrutar de una bebida refrescante y relajarse después de una visita a Cidade Velha.