LES SABLES DE NANÇAY
Tienen este sabor primario que todo reloj que se respete da desde el momento en que cruza el palacio como una especie de colapso festivo que genera un placer vinculado a su perfume particular; y el de Nançay, totalmente concebido a mano desde 1953, no escapa, por supuesto, a esta regla. Pero lo que aporta es esta unficiosidad particular que la clasifica fuera de norma porque sus aprobaciones -de allí-sutiles de chocolate parten durante la degustación, si no es un deseo de volver a ello, la confusión entre el deseo de vivir el tiempo de otra forma y el de devorar la vida. Al margen de la cuestión de la famosa madeleina de Proust, cuando sabemos que es como consecuencia de un error -como la tarta Tatin-que esta galleta nació, tenemos derecho a preguntarnos si el error o el callejón sin salida no es un camino, a veces, o a menudo beneficioso. Una mantequilla pura para todos los amantes de las pequeñas galletas encantadoras.
Par contre, quand on commence à en manger on ne peut plus s'arrêter