Guía de viaje Baudios

Baud está situado a medio camino entre Lorient y Josselin. Separa el Morbihan interior de su zona costera. Pequeña ciudad con encanto, Baud es el punto de partida de numerosos paseos a lo largo del río Blavet y por los páramos. También cuenta con magníficos parques y jardines, como el de Kéroguic, que alberga nada menos que 500 rosales de 120 variedades diferentes. La raíz del nombre de Baud procede probablemente del apellido germánico Baldo, que significa atrevido. Históricamente, la ciudad de Baud se desarrolló principalmente en los siglos XII y XIII, al igual que la mayoría de las aldeas y ciudades del reino de Francia. No obstante, Baud siguió siendo ante todo un señorío terrateniente, en el que la población pagaba diversos impuestos directos e indirectos a los señores. Así pues, los campesinos estaban obligados a acudir al horno y al molino señoriales. Durante la Revolución, las masas de la población se sublevaron para abolir estos privilegios señoriales. Entre los baudais destacó un hombre: François-Xavier La Rochefoucault-Liancourt, el ilustrado señor de Quinipily. Rechazando el sistema feudal vigente, él mismo dio ejemplo renunciando a sus derechos sobre el municipio de Baud. En definitiva, Baud es un municipio encantador donde se vive bien. Hay mucho que ver y hacer aquí, especialmente en los parques y jardines. No hay que perderse el Jardín de la Vénus de Quinipil (con su estatua antigua del mismo nombre), el priorato y los jardines de Kéroguic