Restaurante con servicio completo y crêpe con buena relación calidad-precio en la calle Saint-Georges.
La Sarrine es muy típica, ya que posee un interior emblemático de los edificios del siglo XVII de la calle Saint-Georges. Las vigas de madera y las paredes de piedra están adornadas con la comida. En el interior, la decoración es sobria y discreta. El servicio es eficaz, pero también muy cortés y la fórmula completa, crepe, sidra y café es de buena relación calidad-precio. Las especialidades caseras forman parte de las buenas tortas que se han comido en Rennes. Se ha probado la Malouine, con su pizca de bacalao asado al tomillo y con limón en una cama de patatas vapor con crema y cebolla fundida al muscadete y se ha dejado degustar. También nos encantó el delirio de un ratón, a los cuatro quesos en fondue. Aquí las tortas se distinguen por sus salsas y mezclas de sabores locales. Y no se dice nada de los crepes… Un pequeño golpe de cuchara para ver si la Katell, a base de pralininas, vale la pena, y hop, otra sorpresa. Sin olvidar una buena dosis de alcohol flamenco en la crujiente. La carta de las sidras merece una mención especial. Es bueno, bonito y muy agradable.
Excellents conseils.
L’accueil très chaleureux, les galettes sont vraiment extra bonnes, tout comme les crêpes, le cidre et les bières.
Très bons conseils dans une ambiance chaleureuse pour un prix très raisonnable.
C’est sûr, nous reviendrons avec grand plaisir dans ce petit endroit cosy et très convivial !