Elegante crepería con terraza de madera y vistas al mar que ofrece crepes tradicionales elaborados con productos locales frescos.
En un callejón en pendiente que se descubre en el puerto de Sainte-Marine, paredes blancas y postulados grises, tiene elegancia esta pequeña crepería. Su terraza de madera le da la cara y ofrece un punto de vista magnífico sobre el mar. Decoración minimalista elegante y relajante, la fachada de una antigua cama cerrada ha encontrado una segunda juventud bajo su suave pintura azul. Carta y sugerencia a la pizarra, productos frescos y locales - harina de trigo negro bretón, leche fresca… - sirven de base para la preparación de crepes tradicionales, apasionantes de fineza y sabores. Pecho-cabra y miel, vieiras con crema de whisky, salchicha ahumada… La selección es corta, razonable, digna de elogio. Las crepes azucaradas son igualmente convincentes, las manzanas risguinales de Calvados o la miel de Sainte-Marine, el placer está en la cita. Mermeladas artesanales, plato de charcutería, sopa de pescado casero, dos ensaladas compuestas a elegir… El clavo no es de puesta, calidad, suculencia, amabilidad de la acogida y del servicio, en cinco años el Refugio ha conquistado y confirma su fama.