La Tête noire es, ante todo, un sello notable, ya sea en la terraza que da al magnífico Museo Mathurin Méheut o en el interior, detrás de las coloridas vidrieras. El patrimonio conservado sirve como un hermoso escaparate para una cocina igualmente brillante. La fórmula del almuerzo varía cada día con propuestas que provienen del corazón de los bosques o de la costa bretona con productos frescos con los sabores de la tierra y del mar. Las sugerencias del chef sobre la pizarra realzan el valor del terruño y de los productos frescos. Los postres generosos son un himno a la codicia: tarta de queso de fresa, caramelo de arroz con leche con mantequilla salada, profiteroles? El conjunto se acompaña de vino ecológico. Y como la buena alimentación se aprende a temprana edad, el menú infantil es un menú para adultos en cantidades adaptadas. Si viene un jueves al mediodía, aproveche el mercado matutino en la plaza central. Novedad: se organizan talleres de descubrimiento de plantas aromáticas, algas y setas.
Une cuisine délicieuse,
Je recommande
Peu de plats à la carte cuisine fait maison extra