OKUNOIN
Es el mayor cementerio de Koyasan. A lo largo de los callejones se han construido más de doscientas mil tumbas de daimyō, clérigos (entre ellos Nichiren y Shinran), samuráis, grandes personajes históricos o gente sencilla. Lo mejor es entrar por el puente Ichino-hashi y seguir el camino hacia el bosque. El callejón es aún más impresionante por la mañana o por la noche, cuando se ilumina con faroles. La atmósfera y el ambiente son realmente únicos. A ello contribuyen el abundante musgo de las piedras, los cedros centenarios que bordean la carretera y el ambiente tranquilo, sobre todo en las horas de menor afluencia. En el extremo norte del cementerio se encuentra el Tōrō-dō (Pabellón de los Faroles), un santuario de oración, donde arden miles de faroles. Actualmente, se cree que hay 10.000 linternas. Son donados por los devotos. Se dice que dos de ellos arden desde el siglo XI. Un poco más allá se encuentra el Mizumuke Jizo, hileras de estatuillas Jizo que se encuentran al pie del puente Gobyo-no-hashi. Al cruzar el puente, hay que comportarse de forma respetuosa y no hacer fotos, aunque pueda resultar frustrante, dada la belleza del lugar. Al final del camino, se llega al mausoleo de Kūkai, también conocido como Kōbō-Daishi. Según la tradición Shingon, Kūkai es una de las figuras más importantes, ya que debe asistir al Buda del Futuro, cuando venga, en la salvación de las almas.
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