CIRCUITO INTERNACIONAL DE BAHREIN
El Circuito Internacional de Bahréin, en pleno desierto, acoge el Gran Premio de Fórmula 1
Cuando uno cruza las puertas de Sakhir, no puede creer lo que ven sus ojos. Allí, perdido entre las dunas y los jebels de Bahréin, un monumento de cristal y acero se alza sobre el horizonte. ¿Una nave espacial abandonada en el desierto? No, la torre de control de uno de los circuitos de carreras más impresionantes del mundo. El Circuito Internacional de Bahréin extiende sus 140.000 m² de asfalto en pleno desierto. En la carretera que lleva a él, al tomar una curva, sorprende no cruzarse con un coche de carreras. Cuando adelantas a alguien en la carretera, te preguntas si no era Max Verstappen al volante. Cuando te acercas a una recta, es difícil resistirse a pisar el acelerador con todas tus fuerzas. No hay duda, este es el reino de la Fórmula 1.
Como en todos los países del Golfo, el coche reina. Por eso no es de extrañar que el automovilismo sea uno de los pasatiempos favoritos del archipiélago. El propio Príncipe Heredero, Salman ben Hamad ben Issa Al Khalifa, es un admirador absoluto de estos bólidos. Así que se propuso convertir a Bahréin en el primer país de Oriente Próximo en albergar un Gran Premio de Fórmula 1.
En 2004, Salman hizo realidad su sueño. En la línea de salida, reluciente bajo el sol del desierto, Michael Schumacher ocupaba la pole position. Bajo sus expertas manos, el rugiente motor Ferrari cobraba vida. ¡La salida está preparada! Era el 4 de abril de 2004 y la primera carrera de F1 en un país árabe estaba a punto de comenzar. 57 vueltas de una carrera apretada de principio a fin. En la séptima vuelta, Kimi Räikkönen y su McLaren-Mercedes se vieron obligados a retirarse. En la vuelta 42, el otro piloto de Ferrari, Rubens Barrichello, adelantó al alemán para colocarseprimero. Pero obligado a dejar ganar a su ilustre compañero de equipo, el brasileño se retiró como estaba previsto en la vuelta 44. En segundo lugar, impidió que el Honda de Jenson Button se interpusiera en el camino de Michael Schumacher en las últimas vueltas. En la línea de meta, el mejor piloto de los años 90 y 2000 levantó el puño: acababa de conseguir la 73ª victoria de su carrera. El primer GP de Bahréin fue un éxito rotundo para el Reino de Bahréin.
El proyecto, una empresa gigantesca y una oportunidad única para mostrar Bahréin al mundo, fue una batalla constante. Todo empezó a bordo del Concorde. El Príncipe Salman estaba en compañía de Sir Jackie Stewart, antiguo piloto de F1. Mientras charlaban, a Salman Al Jalifa se le ocurrió la idea de construir el circuito de Sakhir, que pondría al Reino en el mapa mundial. No fue hasta 2002 cuando el Gobierno, convencido del proyecto, decidió convertirlo en una "prioridad nacional". Las obras empezaron en octubre de ese año. En total, 70.000 m² de hormigón, 8.500 toneladas de acero y, desde 2015, 495 postes eléctricos bordean el recorrido. Desde 2015, la carrera se celebra por la noche, a las 18:00 horas. Como el GP se celebra en abril, hace demasiado calor para el esfuerzo que requiere conducir semejantes máquinas. Un piloto puede perder entre 2 y 3 kilos en una carrera.
Y el calor no era el único reto al que se enfrentaba el recinto. El arquitecto alemán Hermann Tilke era muy consciente de que construir un circuito en pleno desierto presenta una serie de dificultades. La primera era la arena, que podía lamer la pista y arremolinarse. Esto la haría peligrosamente resbaladiza Se encontró una solución: aplicar un adhesivo suficientemente fuerte a lo largo de toda la pista para evitar que la arena se filtrara en ella. Finalmente, en marzo de 2004, el Rey Hamad bin Isa Al Jalifa inauguró el circuito, que costó 150 millones de dólares, ¡y la primera carrera de F1 en el país se celebró puntualmente! Desde entonces, el circuito se ha convertido en un habitual del campeonato de F1. Sólo los acontecimientos de 2011 obligaron a las autoridades a cancelar la prueba, que pudo celebrarse con normalidad en 2012.
Pero Sakhir no es sólo Fórmula 1. Regularmente se celebran otras competiciones: se organizan pruebas de resistencia, karting, dragsters e incluso ciclismo. La pista también puede ser alquilada por equipos para pruebas de conducción, o por aficionados que deseen probar sus vehículos en condiciones profesionales. El recinto cuenta también con un centro de conferencias, un paddock club y varias tribunas permanentes con capacidad para 70.000 espectadores.
Visitar el circuito es una experiencia extraordinaria. Además de la tienda oficial, punto de entrada obligatorio al circuito, hay muchas otras instalaciones que visitar, como la torre de control, desde la que se puede disfrutar de una vista inigualable no sólo de la pista, sino también de todo el desierto que la rodea. Luego están las zonas de backstage, las salas de prensa, la sala de control con su pared de pantallas, la cabina de control del director de carrera y, por supuesto, las gradas de los diferentes equipos. Y para completar la visita, si le gusta la velocidad, puede probar la conducción deportiva al volante de un coche de alquiler (fechas de apertura a consultar en el sitio web). Es cierto que no es F1, pero la experiencia es inigualable. Algunos días, también podrá participar en una sesión de karting en el circuito adyacente homologado por la FIA. Y para los más aventureros, puedes probar a conducir un Clio Cup, un Radical SR1 o incluso un dragster.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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