CUEVA SOPEÑA
A 3 km de la ciudad de Miera, las cuevas ofrecían refugios que nuestros antepasados cazadores-recolectores frecuentaban desde hace 10 a 30.000 años. En aquel momento, encontraban una gran calidad de vida, con un clima favorable durante los meses de verano. Vivían en la caza, la mayoría de los grandes animales de los valles fluviales para migrar o simplemente abrevarse, pero también pescar gracias a los abundantes salmones, a menudo de gran tamaño como demuestran los fósiles que han sido encontrados.
Las cuevas de Salitre, cerradas al público por la conservación (pero cuya cueva de Sopeña ofrece algunas reproducciones), tenían un uso de vivienda pero, al menos dos veces, alrededor de 18.000 y 15.000 a. C., o dos períodos del Paleolítico superior (el Solutréen y el Magdalenen), también sirvieron de santuario. zonas rupestres. En la Sopeña se puede ver la reproducción de la cueva y las fax de las numerosas pinturas actualizadas en las cuevas originales. La ocasión de seguir una visita que combina arqueología, arte rupestre y geología.
En la parte habitable, es decir, la boca de la cavidad, se han reconstruido zonas de vivienda donde están expuestos los objetos cotidianos utilizados por nuestros antepasados para cocinar, cazar, pintar, vestirse, fabricar herramientas, encender y mantener el fuego…
En la parte más hundida de la galería, a salvo de la luz, se encuentran las pinturas rupestres: rojos, trazados al óxido de manganeso y negros, trazados con carbono. Cerfs, bichos y caballos son las siluetas dominantes en los diferentes paneles.
La visita guiada te llevará aún más lejos en la cueva que es también una maravilla geológica con numerosas esculturas naturales formadas por el tiempo, el agua y la erosión. Ahí es donde venían los osos de las cuevas, que compartían las cuevas con los primeros hombres. En la Sopeña encontramos varios esqueletos de osos muertos durante su sueño.