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Por 5 GEL, un teleférico absolutamente vertiginoso permite, desde una altura de más de cien metros por encima del valle, llegar a Tago, el pueblo de la ladera de enfrente. Este pueblo está formado exclusivamente por casas de madera tradicionales y por una mezquita, también de madera. A pesar de que el teleférico soviético parece poco seguro, funciona bien, y hará el trayecto con los habitantes locales y con el encargado de accionar el sistema de apertura y cierre de las puertas. El espectáculo está asegurado. Para subir al teleférico debe ir a la plaza principal justo al lado de la parada de las marshrutkas.