TEMPLO DA BOA VONTADE
Esta impresionante pirámide de mármol, con 7 caras visiblemente distintas, es uno de los símbolos místicos de la joven capital
Brasil es un país místico. La religión, las religiones, ya sean monoteístas o politeístas, animistas o sincréticas, son omnipresentes. Se dice que en Brasilia las ondas cósmicas son especialmente intensas. El "Templo da Boa Vontade" es sin duda uno de los símbolos místicos de la joven capital. Esta impresionante pirámide de mármol con siete caras visiblemente diferentes fue construida por iniciativa de la Legião da Boa Vontade en 1987. La asociación ecuménica, un sincretismo de todas las religiones, sigue las enseñanzas de Allan Kardec, fundador del espiritismo y figura de notable influencia en todo Brasil. La parte superior de la pirámide termina con una de las mayores piedras de cuarzo jamás encontradas en Brasil (21 kilos). Para observarla, hay que hacer un pequeño ejercicio espiritual que consiste, una vez descalzados, en seguir el camino trazado por una enorme espiral que lleva al centro de la pirámide. Uno se quedará un poco más perplejo en la sala de meditación egipcia, que merece una pequeña mirada para entretenerse con su atmósfera vaporosa. En el templo, algunos se sienten un poco incómodos. Otros hablan de un remanso de paz. Hay que decir que el Templo de la Buena Voluntad es el monumento más visitado de la ciudad y que la Legião da Boa Vontade fue la primera organización no gubernamental (ONG) brasileña en ingresar en la ONU en 1994. Por tanto, su visita merece la pena.