Ustedes conocen mucho, ustedes, los restaurantes que solíamos decir "obreros" y que han guardado este alma de una cordialidad aldeana. Al ritmo en que van las cosas (por no decir el tren… el juego de palabras sería demasiado fácil), ponerte los pies bajo la mesa para una comida realmente acogedora. Aquí está todo el mundo. Por último, lo que se ha podido aprovechar de la composición de las mesas y de los debates. Los obreros de la obra de al lado, los comerciales de paso, las damas jubiladas que vienen a pasar un buen rato, los excursionistas hambrientos, los turistas (inglés o polaco) y nosotros, del Pequeño Fué venimos a buscar la pequeña dirección agradable entre Argentan y Vimoutiers. ¡Demasiado bien, la pizarra! Cruces o enrollados macedonia con jamón, albóndigas de carne, mejillones, crema a los huevos o mousse de chocolate… Pero lo que pide el pueblo, si no la sonrisa de una casa en la que, incluso recién llegado, ya se ha adoptado. Nos cruzamos con nuestros vecinos de mesa un poco más tarde en la carretera del monumento de Montormel. Y el intercambio fue simple: ¡So good food! ¿No es demasiado too controlado?