Guía de viaje Salinas

A 150 km al oeste de Guayaquil. Unos 50.000 habitantes. Fundada en 1918 por el comandante Villacres, Salinas fue construida a lo largo de una amplia bahía de arena dorada. Se ha convertido en uno de los centros turísticos más populares del país, especialmente para los ecuatorianos. Por desgracia, las casas de madera de colores vivos han dado paso a enormes torres, y el paseo marítimo está hormigonado con edificios cuyas altas siluetas destacan sobre el cielo azul. El encaprichamiento de los promotores locales con la arquitectura modernista ha dado a Salinas un aire de balneario sin mucho encanto. La ciudad está muy concurrida durante las vacaciones escolares y los fines de semana. Fuera de estos periodos, puede ser muy solitario. El verano es muy animado, la playa está llena de gente y aquí se practican todo tipo de deportes acuáticos: vela, windsurf y pesca de altura. Por la noche, los bares y discotecas que se extienden a lo largo del Malecón están siempre llenos. Pero Salinas es sobre todo un lugar para observar a las ballenas jorobadas que, cada año, entre mediados de junio y finales de septiembre, suben desde la Antártida para llegar a aguas tropicales, desde Ecuador hasta Costa Rica, para reproducirse. Se marchan cuatro meses después y regresan al año siguiente para dar a luz a la siguiente generación (doce meses de gestación). Al estar en el extremo occidental del subcontinente sudamericano, el complejo es un lugar perfecto para ver a estos gigantes marinos. Las agencias ofrecen viajes por mar para intentar acercarse a ellos. La otra ventaja de Salinas es que aquí no hay que pagar entrada como en el Parque Nacional Machalilla, en la provincia de Manabí. No es un parque nacional declarado, aunque se toman las medidas necesarias para proteger a las ballenas jorobadas que nadan en la bahía.