SANTUARIO DE ARANTZAZU
Santuario rodeado por los montes Akaitz y Aizkorri, una de las obras más importantes de la arquitectura contemporánea del país
Flanqueado por los montes Akaitz (1324 m) y Aizkorri (1544 m), el santuario de Arantzazu forma parte de un paisaje grandioso e imponente debido a su radical verticalidad. La Virgen, descubierta en 1468 por un pastor, animó a los habitantes de la zona a construir allí una humilde capilla. Los franciscanos se establecieron enseguida en el lugar. Víctima de varios incendios, el edificio fue reconstruido varias veces. En 1950, los arquitectos Sáenz de Oiza y Laorga comenzaron a trabajar en una basílica que permitiera sustituir el edificio anterior, que se había quedado pequeño. Arantzazu se convirtió entonces en una de las obras de arquitectura contemporánea más importantes del País Vasco. Su color gris se confunde con las inmensas paredes rocosas de las montañas circundantes. El escultor Jorge Oteiza diseñó la fachada, donde una Piedad se pregunta sobre el sufrimiento y catorce apóstoles representan a la humanidad. Tras las pesadas puertas de hierro, de Eduardo Chillida, la basílica alberga un retablo de Lucio Muñoz, de 600 metros cuadrados de paneles de madera policromada y con la Virgen del siglo XIII en el centro. Los vitrales fueron diseñados por Xabier Álvarez de Eulate, mientras que las pinturas que verá en torno a la Virgen y en la cripta fueron realizadas por Xabier Egana y Néstor Basterretxea. En conjunto, por su originalidad arquitectónica y su excepcional ubicación natural, es un lugar que no hay que perderse.
También merece la pena visitar Gandiaga Topagunea, un centro cultural creado a partir del antiguo seminario, pensado para acoger actos que promuevan el diálogo y el encuentro.
Dedique igualmente algo de tiempo para visitar el Misterio, el pequeño edificio situado entre la basílica y Gandiaga Topagunea; toma el nombre de misterio de la escultura de Jorge Oteiza que se encuentra allí.