Los más bellos parajes naturales por descubrir Montreux

También conocida como "Isla del Cisne" o "Isla de las Ratas", Salagnon es la última de las cinco islas del Lago Lemán (Isla Peilz, Isla Choisi, Isla Harpe e Isla Rousseau)... ¡y la única isla habitada del lago!

Hasta 1880, sólo había un conjunto de rocas, "les roches aux mouettes", frente a Clarens. Durante la construcción del ferrocarril de Le Bouveret a Evian, el Tonkin, el ingeniero de Montreux Joseph d'Allinges cargó barcazas de piedras de Meillerie y las vertió sobre este conjunto de rocas para formar una isla que rodeó con un muro. La llamó Salagnon en referencia a la sal de Borgoña que se presentaba en la aduana de Clarens antes de ser transportada al Valais. La isla fue comprada 10 años más tarde por un pintor francés, Théobald Chartran, que hizo construir una especie de villa florentina, por el arquitecto Louis Villard, así como un pequeño puerto. Chartran solía organizar suntuosas veladas allí con personajes ilustres y fuegos artificiales. Cuando murió, la isla fue tomada por un conde ruso, un comerciante de Zurich, y luego una americana, Mary Shillito. En 1947, Salagnon pasó a ser propiedad de un residente de Zurich, el barón Pflüger. Luego, en 1950, se construye el pequeño puerto de Le Basset, que se ampliará rápidamente y que luego parece acercar la isla a la costa. La propiedad sólo era accesible por barco; en ese momento, un barquero, que tocaba con una campana, hacía el viaje. Hoy en día la isla, así como la villa, están clasificadas como bienes culturales de importancia nacional.

La salina de Bex es la historia de casi trescientos cincuenta años de extracción de sal. La primera galería se excavó en 1684. Desde entonces, se ha transformado para ser accesible al público en general, pero el lugar ha conservado su originalidad y el marco único permite apreciar el gigantesco laberinto excavado en el corazón de la montaña y descubrir el mundo subterráneo de las salinas. Un pequeño tren le lleva al corazón de la mina y luego continúa durante una hora a pie por un vasto laberinto de galerías, pozos, escaleras y salas gigantescas..

Muchos Montreusianos e incluso Veveysin vienen a llenar sus latas de agua pura.