Qué ver y hacer Oualata

El museo, adyacente a la biblioteca de la ciudad, es una colección variopinta de objetos muy interesantes, ¡pero necesita un poco de orden y limpieza! Es más fácil disfrutar de la visita si se va acompañado de un guía serio y conocido, por un módico precio de unos 1.000 MRU. De lo contrario, puede perderse las tradiciones locales y las costumbres nómadas representadas por los numerosos utensilios y objetos domésticos. Bonita vista desde la terraza de esta casa tradicional.

Creadas en 1996, produjeron su primera cosecha en 1999. Su objetivo es diversificar la alimentación de los habitantes de Oualata, proporcionar una fuente de ingresos complementaria a las 60 familias que las gestionan y fijar la población en la región gracias a 2 embalses que, en la estación cálida, funcionan con paneles solares. Si tiene la oportunidad de conocer a uno de los 2 ingenieros que trabajan allí, visítelos con él, quedará maravillado. El agua se bombea primero desde una capa freática no permanente, se eleva y luego se almacena en un depósito; la presión ejercida hace que vuelva a fluir de forma natural hacia los jardines.

A continuación, el sistema de riego instalado permite ahorrar agua asignando a cada planta el caudal que necesita. Esta técnica ha permitido introducir especies que antes eran incompatibles con el clima de la región. Así descubrimos palmeras datileras, azufaifos, baobabs, limoneros, mandarinos, mangos ¡e incluso vides! Las hortalizas no se olvidan, con tomates, judías y cebollas que se consumen frescas in situ o secas. ¡Tanto es así que la producción de la huerta supera ya el consumo de los habitantes! Las frutas y verduras se exportan a Nema. Los huertos también producen compost a partir de estiércol de camello, plantas medicinales e insecticidas naturales. Esta vegetación atrae mucha caza, incluidas algunas liebres, que son un importante complemento alimenticio para quienes las atrapan.

Al igual que las otras tres ciudades antiguas de Mauritania, Ouadane, Chinguetti y Tichitt, Oualata alberga tesoros en su biblioteca, conservados por casualidad y con esmero por sus habitantes a lo largo del tiempo, ¡a veces con los medios a su alcance! En la sala de la derecha hay manuscritos antiguos pertenecientes a las cuatro familias de Oualata. Enfrente se encuentra la biblioteca de Taleb Boubekar, jefe tradicional de la ciudad fallecido hacia 1915. Esta biblioteca está llena de escritos centenarios, reliquias de otro tiempo.

En el casco antiguo, hay que visitar la pequeña tienda que ha montado Meîja. Allí explica cómo las mujeres de Oualata reproducen las casas y los adornos específicos de esta ciudad, hasta el más mínimo detalle. De hecho, son las mujeres las que se encargan de la magnífica decoración mural de las casas de Oualata, la capital roja del desierto mauritano. Formas geométricas dibujadas con arcilla, cuyas reproducciones en miniatura son conocidas en todo el país y pueden servir de hermosos recuerdos.

No hace falta que te enseñe el camino: encaramado en un promontorio, puedes verlo claramente cuando aún estás a 30 minutos de Oualata. Construida en 1912, albergó sucesivamente al ejército francés durante la pacificación de la región y, después, a presos políticos de la época de la independencia mauritana. Desde 1990, las autoridades han cerrado esta prisión. El edificio triangular es impresionante y parece estar en perfecto estado de conservación, visto desde el exterior. En el interior, alrededor del patio, las celdas de los presos están dispersas. Es difícil imaginar cómo eran las condiciones de los hombres encarcelados aquí no hace tanto tiempo. Una pequeña abertura que dejaba pasar un poco de luz, un espacio vital reducido al mínimo, ya que las celdas estaban hacinadas, las enfermedades, el calor y los malos tratos debían de hacer que la esperanza de vida fuera muy limitada. Uno sale de este fuerte con escalofríos.

Es posible admirar Oualata tomando las escaleras de la izquierda, justo después de la entrada del fuerte. Así se llega al tejado de las celdas Al bajar del fuerte hacia Oualata, a la derecha, el cementerio francés alberga una docena de tumbas, entre ellas la de Bonnel de Mézières, que administró la región a principios del ^siglo XX. Apasionado de la arqueología, contribuyó en gran medida a las excavaciones realizadas en Aoudaghost y Koumbi Saleh.

Advertencia: Antes de plantearse una visita, infórmese con los profesionales locales del turismo sobre la viabilidad del yacimiento.