Los mejores alojamientos Zell Am Ziller

Un hotel que combina la frescura alpina con el ambiente balinés, sin jet lag. Aquí, el bienestar es ley. Entre dos saunas, un hammam y una piscina en la azotea donde los selfies son legendarios. Clases de yoga y pilates para los amantes del namaste. El verano se puede recorrer en bicicleta eléctrica, contemplando el impresionante paisaje. A la vuelta, un snack bar con especialidades regionales deleitará su paladar. Habitaciones acogedoras, bebidas locales en la mininevera y arte por doquier, gracias al virtuoso Anton Unai que da vida a las habitaciones.