Esta pasticceria 100% femenina ofrece dulces, como cualquier pasticceria que se precie, pero también sirve café y bocadillos a la hora de comer. El local es minúsculo, pero eso no impide que los lugareños se amontonen, a veces incluso compartiendo mesa sin conocerse: una señora mayor sorbe su espresso junto a un hombre de unos treinta años que muerde su bocadillo mientras un padre pide una bolsa de pequeñas galletas para la semana... Es un ambiente ajetreado pero animado, ¡todo un espectáculo!
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
Opiniones de los miembros sobre PASTICCERIA FIUME
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