BASÍLICA DE SANTO STEFANO
No se trata de un solo edificio, sino de un grupo de cuatro iglesias (originalmente eran siete) en las que aún hoy residen doce monjes benedictinos. Primero entramos en la iglesia del Crucifijo (Chiesa del Crocifisso), del siglo XI. Una escalera a la izquierda conduce a la Piedad de Angelo Piò y da acceso a la iglesia del Santo Sepulcro, de la misma época y que contiene la tumba de san Petronio. Su cúpula estuvo decorada con frescos hasta 1804, pero lamentablemente en la actualidad ya no es así, aunque la atmósfera mística aún sigue reinando en el recinto. Luego pasamos al patio de Pilatos (Cortile di Pilato), un cuadrilátero regular donde se encuentra, al este, la fachada restaurada de la iglesia de la Santísima Trinidad. En el centro se observa la «pila de Pilatos», una pila de piedra donde se dice que Poncio Pilatos se lavó las manos después de la sentencia a muerte de Cristo. En realidad, esta obra lombarda está fechada entre los años 730 y 740. Después de la iglesia de la Trinidad (della Trinità), hay una iglesia transversal de cinco naves que data del siglo XIII, por donde se llega al claustro. Desde allí se puede entrar en el pequeño museo donde se exhiben algunos cuadros. Por último, encontramos la basílica de los santos Vidal y Agrícola, la más antigua de la ciudad y la que mejor ha mantenido las características del estilo románico lombardo, con vistas a la pintoresca plaza de Santo Stefan. Capillas, criptas y claustros se unen en una composición única que crea un ambiente de gran serenidad.