CENTRO CAVA ARTESANAL

No se pierda una tarde paseando por las sombreadas callejuelas de este bonito Centre Artisanal de la Ville d'Abidjan (CAVA) en Treichville. Dispuesto en un pequeño pueblo de cabañas de ladrillo rojo, es bastante grande. Miríadas de batiks, lienzos korhogo, taparrabos, bronces, joyas y pinturas naif aportan su brillo resplandeciente a la oscuridad de los pequeños puestos. Si tiene ciertos conocimientos de arte africano y gusto por las gangas, descubrirá que algunas de las tiendas son auténticas cuevas de Alí Babá. Aunque el CAVA ofrece una amplia gama de artesanía marfileña y africana de uso cotidiano, decoración y confección, también encontrará magníficas piezas procedentes de Ghana, Malí y Nigeria. Cada vendedor tiene su propia especialidad, e incluso se puede ver trabajar a algunos artesanos. Entre las obras imprescindibles de este mercado artesanal se encuentran los cuadros ingenuos de Dominique con su musa "boteriana" Abiba, la opulenta curandera; los pequeños colonos y bronces sobre vidrio; los topes de puerta, estatuillas figurativas y pájaros resplandecientes magníficamente pintados con Autolac por el viejo Léon (entrada a la derecha); las soberbias pinturas bajo vidrio de Barakkart y Karim; los collares de corbata y otros artículos de bisutería creados por la exuberante y colorista imaginación de Mimi; el Grenier des perles africaines; las impresionantes creaciones recicladas de Nicolas; y los cosméticos naturales de manteca de karité de Ikakene d'Afrique, presentados en bonitas calabazas y pequeños recipientes de barro. El maquis del centro del mercado sirve desayunos, y también se puede comer algo al mediodía por un precio irrisorio, para reponer fuerzas entre dos gangas. Sentarse aquí unos instantes al final de la tarde es una forma muy agradable de acabar el día, mientras a tu alrededor los comerciantes empiezan a cerrar sus tiendas. Sin embargo, hay que hacer una pequeña salvedad: las reducidas dimensiones del lugar y su clara vocación turística hacen que su condición de viajero portador de un toubabú-cartera sea aún más evidente, lo que significa que cada cincuenta centímetros más o menos se le acercarán vendedores ofreciéndole "sólo echar un vistazo". Es un lugar muy agradable, pero si quiere sacarle el máximo partido, lo mejor es estar preparado y armarse de tiempo y paciencia, porque le pedirán constantemente su opinión y, si está tentado de comprar, el regateo probablemente se prolongue durante mucho tiempo.