PARQUE PERDICARIS

A solo 10 minutos del centro de la ciudad, en la maravillosa carretera de Cap Spartel, este parque, que desemboca en las aguas del Estrecho de Gibraltar, es un lugar de paseo muy popular entre los habitantes de Tánger. Abandonado durante décadas, el bosque de R'milat se rehabilitó por completo en 2017. se han reurbanizado 70 hectáreas con senderos para hacer ejercicio, mesas, bancos y parques infantiles. Los fines de semana, se pueden encontrar corredores en sus senderos ondulados y familias que vienen a hacer picnic en medio de una vegetación mixta, con influencias mediterráneas y atlánticas. Entre semana, la zona está menos concurrida y es ideal para dar largos paseos. Cuando se levanta el viento, protagonista de la región, hace bailar a los alcornoques, las acacias y las palmeras, sobrevoladas por las aves migratorias. Cuando cesan las rachas, bajo el sol, el entorno es paradisíaco. Naturalmente, la mirada se dirige a la costa andaluza, con su relieve que se extiende desde la ría del Guadalete hasta la punta de Tarifa, pasando por el cabo de Trafalgar. Fue aquí donde la flota de Napoleón dejó el dominio marítimo a Inglaterra en el siglo ^XIX. En un día despejado, Andalucía parece tan cercana que se pueden ver todos los pueblos en medio del bosque. Europa y África extienden sus brazos, separadas por sólo catorce kilómetros.

En cuanto llegan los primeros fríos a Europa, cernícalos, buitres leonados, milanos negros y otras rapaces se dirigen hacia el sur. Forman una pequeña parte de la fauna local. La flora fue introducida en parte por el antiguo propietario del lugar, Ion Perdicaris. Establecido en Tánger a finales del siglo ^XIX, entonces capital diplomática de Marruecos, este multimillonario estadounidense plantó decenas de especies exóticas como yucas, mimosas, eucaliptos, cipreses e incluso palmeras de California. En el corazón de su finca, "La maison des Rossignols ", hoy convertida en museo, era una inteligente mezcla de estilos con su aspecto de pequeño castillo y su torre de inspiración medieval. Perdicaris se encontró en el centro de un tira y afloja internacional. Tomado como rehén por Raissouni, el jefe de una tribu montañesa, en mayo de 1904, fue su prisionero durante varias semanas. Su captura saltó a los titulares de todo el mundo y provocó la intervención de la marina estadounidense enviada por Theodore Roosevelt. El colosal rescate de 70.000 dólares fue pagado por el sultán Moulay Aziz, quien, debilitado por este asunto, fue sustituido por su hermano antes del establecimiento de los protectorados francés y español en Marruecos.