¿Por qué à MASCATE?

Mascate se extiende sin fin entre el mar y la montaña. Construida sobre una fértil llanura de pocos kilómetros de ancho, la metrópoli serpentea a lo largo de unos cincuenta kilómetros, cortándose entre rocas cada vez más escarpadas cuanto más se avanza hacia el sur. Esta característica topográfica hace que la ciudad esté organizada en barrios, cada uno con su propio ambiente, aunque no exista un verdadero centro urbano. Blanca, aireada y llena de flores, con edificios que rara vez superan los cinco pisos, Mascate, a diferencia de sus arrogantes vecinos emiratíes, cultiva un arte de vivir propio de los lugares cargados de historia. Con sus parques, playas, museos y cafés, la elegancia y el estilo de vida apacible de Mascate son un anticipo del resto del país.