SINAGOGA DE LA GHRIBA
En la isla hay una veintena de sinagogas, pero la de Ghriba merece una visita durante su estancia en Yerba. Este lugar de oración cuenta con una leyenda que todos los yerbianos conocen: una mujer extranjera vino a vivir aquí sola con su tienda. Una noche, durante una tormenta, su tienda se incendió y murió asfixiada, pero su cuerpo permaneció intacto. Se dice que la sinagoga se construyó donde ocurrió el milagro y se llama La Ghriba en memoria de dicha extranjera. No se sabe con seguridad la fecha de construcción de la sinagoga y, leyenda o realidad, algunos dicen que la primera piedra del edificio procedía del templo de Salomón. El estado actual de la sinagoga data de su última remodelación en 1938. La arquitectura exterior lleva los colores de Túnez, blanco y azul, y carece de interés real. Si se respetan las condiciones de acceso (pasar por el pórtico de seguridad y cubrirse la cabeza y los hombros), podrá entrar y ver una decoración muy oriental con azulejos de cerámica vidriada, carpintería barroca, objetos de oro, adornos de plata y vidrieras de colores. La luz es tenue y el aire está impregnado de incienso. En esta atmósfera espiritual, los rabinos antes, y a veces ahora también, se pasaban el día cantando y recitando salmos. Cómodamente sentados en posturas relajadas, parecen ajenos a los visitantes. La Ghriba alberga una de las Torás más antiguas del mundo: los pergaminos del Pentateuco que contienen la esencia de la Ley mosaica, la Ley judía. Se conserva en la sinagoga durante toda la semana. El sábado, día del sabbat, el rabino jefe abre las puertas de madera tallada adornadas con joyas cinceladas que la protegen, saca la Torá y la lee ante los fieles. Según los rabinos de la sinagoga de Ghriba, los judíos de la isla se establecieron en Yerba en el 586 a.C., fecha en la que Nabucodonosor destruyó Jerusalén. Llevándose consigo algunos manuscritos de las Tablas de la Ley, las comunidades judías se asentaron por todo el mundo, principalmente en el norte de África. En el 539, Ciro, rey de los persas, autorizó el regreso de los judíos a la ciudad santa. Muchos regresaron, mientras que otros se quedaron donde estaban, sobre todo en Yerba. Aunque conservaron su religión, se fueron arabizando y adoptaron nombres y lenguas árabes, pero sin convertirse al islam. La literatura árabe primitiva cuenta entre sus obras más destacadas algunas joyas escritas por poetas y romanceros judíos. Pasaron más de 2000 años hasta que se produjo un importante declive de la comunidad con la proclamación del Estado de Israel en 1948. La comunidad judía actualmente solo cuenta con 650 miembros, casi todos residentes en Er Riadh. En Yerba, los judíos y los musulmanes se entienden a la perfección, como podrá comprobar usted mismo en los zocos de los joyeros o en el barrio judío, donde incluso podrá comer un brik. Todos los años se celebra una peregrinación a La Ghriba tres semanas después de la Pascua judía. Durante dos días, las Tablas de la Ley recorren la isla. Este acontecimiento atrae a muchos creyentes de todo el mundo y es también una fiesta muy apreciada por todos los yerbianos, ya sean judíos, musulmanes o cristianos, que se reúnen para celebrar juntos un mensaje de amor y paz. Es una muestra más de la extraordinaria convivencia que existe en Yerba.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre SINAGOGA DE LA GHRIBA
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
Si vous avez loué une voiture, passer par El May, c’est beaucoup plus facile de le trouver et c’est mieux indiqué ; sinon prenez le taxi.
Lorsque vous arrivez sur le parking, vous devez dans un premier temps passer par la petite zone de contrôle où vous passerez sous un portique de sécurité et où vous déposerez vos sacs sur le tapis roulant : comme dans les aéroports en fait.
Lors de la visite, les femmes doivent porter un foulard ou une écharpe sur les cheveux et les hommes la kippa.
Bien entendu, si vous n’en avez pas, ils vous en prêteront à l’entrée !
L’intérieur n’est pas très grand, mais très beau ! Les décors de mosaïques bleu azur et or rendent l’intérieur encore plus somptueux.
Vous pourrez vous asseoir sur les bancs, contempler le décor, apprécier le calme et aussi profiter de la fraîcheur.
Tant que vous êtes sur place, visiter dans l’autre partie du petit village : Djerbahood !