PASEO POR LA MEDINA
La medina de Túnez es rica en historia... y en historias. Es una oportunidad para viajar en el tiempo a través de un laberinto de callejones, entre luces y sombras. Los placeres del laberinto, la alegría de los zocos, todo está ahí. Una vez pasada la Puerta de Francia (1848), vestigio del recinto hafsí que cerraba la medina, se entra en el corazón histórico de Túnez, catalogado por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad. Ciudad antigua, fundada hace trece siglos por los conquistadores de la Cartago bizantina, la medina se organiza en torno a un gran centro espiritual, la gran mezquita de Ez-Zitouna. De la puerta parten dos arterias: la calle de la Kasbah y la de Jamaa-Ez-Zitouna, ambas muy animadas y repletas de tiendas muy pintorescas. Hay de todo dependiendo del barrio..
La zona alrededor de la mezquita estaba reservada a los oficios llamados "nobles", mientras que los más contaminantes, como las fraguas y las curtidurías, quedaban confinados en la periferia. Aún hoy, los artesanos de calidad, agrupados por gremios, perpetúan esta tradición. Originalmente, la Gran Mezquita era el centro político-religioso donde también se negociaban los acuerdos y las transacciones comerciales. Muy pronto, perdió su papel secular y adquirió un carácter cada vez más sagrado. Su reputación como centro de enseñanza de las ciencias jurídicas y del pensamiento religioso atrajo, además de a los estudiantes tunecinos, a numerosos alumnos del interior del país y del extranjero (Magreb y África). A estos últimos, las medersas les ofrecían alojamiento gratuito. Retomada hoy en día por la moderna universidad zeitiana, sigue impartiendo enseñanza religiosa y reuniendo a los fieles para la oración. Es por la mañana cuando la animación es más animada. Los soñadores encontrarán todos los encantos de Oriente en estos zocos, rebosantes de telas, alfombras, joyas, bolsos de cuero y bandejas de cobre. Tras las fachadas anónimas, los estetas descubrirán el esplendor de los palacios con paredes decoradas con soberbias cerámicas e inmensas cúpulas de estuco finamente cincelado. Los comerciantes de los zocos siguen atrayendo a los transeúntes como lo hacían con los viajeros en la Edad Media. Siguen ofreciendo las más variadas mercancías de la artesanía y el comercio tunecinos. La gente discute y regatea, pero no está obligada a comprar, ni siquiera al final de las discusiones más largas. Sé siempre amable cuando alguien insiste... Una pequeña sonrisa y una negativa cortés acompañada de un "aichek" (gracias) conmoverán al vendedor que no insistirá más.