Guía de viaje Rara Avis

La reserva, fuera de los caminos trillados, es sobre todo una experiencia para viajeros en muy buena condición física y dispuestos a vivir en condiciones rústicas. El estadounidense Amos Bien llegó a Costa Rica en 1977 para estudiar la selva tropical. Ante la multitud y complejidad de los ecosistemas que descubrió allí, decidió dedicarse a garantizar su sostenibilidad. Comenzó con La Selva, y luego fundó el parque Rara Avis, que actualmente abarca 1.300 ha de bosque húmedo tropical, a 700 m de altitud en las estribaciones de la cordillera central, en el límite del parque nacional Braulio Carrillo, en el flanco oriental del volcán Cacho Negro. La biodiversidad de esta reserva es extraordinaria. Hay 367 especies de aves -entre ellas todo tipo de loros y tucanes- de las 820 que hay en Costa Rica, y 157 especies de orquídeas. Para hacerse una mejor idea de la situación, basta con saber que hay más especies de plantas, pájaros y mariposas en este pequeño trozo de tierra que en toda Europa junta El proyecto Rara Avis se diferencia de otros en que aborda el problema de la destrucción de la selva tropical desde una perspectiva económica. En lugar de dar un manotazo a los destructores, Amos Bien prefiere convencerles de que es posible explotar el bosque sin perderlo, siempre que se conozcan los verdaderos intereses de este entorno particular (plantas medicinales entre otras) y se aplique una buena gestión. El ecoturismo es una de las puntas de lanza en la lucha contra la ignorancia y el lucro. También están los proyectos educativos que surgen de la investigación realizada en la reserva. Por ejemplo, recientemente se ha redescubierto en el bosque de Rara Avis una variedad de palmera que sólo crece a la sombra(palmera vidriera): se creía completamente extinguida en Costa Rica. Su semilla se ha cosechado para reintroducirla en su hábitat, y ahora se está "cultivando" en invernaderos como planta ornamental. Pero esto no significa convertir el bosque en un gigantesco "centro de jardinería". Debe seguir siendo una reserva de vida natural, protegida del cultivo intensivo y de la contaminación. Las orquídeas son objeto de una investigación similar, destinada a controlar su cultivo a partir de semillas, mientras que hasta ahora había que cortar el árbol en el que crecían para recoger el brote.