Sierpe es la puerta de entrada a la Península de Osa y sus joyas (Reserva Biológica Isla del Caño, Parque Nacional Corcovado...). El río del mismo nombre atraviesa la ciudad. Con sus muchas curvas, parece una serpiente. La gente viene aquí para tomar un barco a la Bahía de Drake o para estudiar la mayor zona de manglares de Centroamérica. El estuario es absolutamente único: el agua dulce del río y el agua salada del océano ofrecen un abanico de ecosistemas y paisajes que cambian a medida que se desciende por el Sierpe. Finca 6, un gran yacimiento arqueológico, ha abierto sus puertas a 5 km de Sierpe, para desvelar el misterio de las esferas de granito encontradas en la zona. Por ello, Sierpe se está abriendo poco a poco al turismo, pero ya se ciernen sobre ella dos amenazas. La de un aeropuerto internacional, como en Liberia, que aceleraría el desarrollo de la región, como ha ocurrido en la costa norte del país. Y el de la creación de un parque nacional alrededor del manglar, que, según los habitantes, llevaría a la desaparición de su pueblo. Aunque no todo el mundo está descontento con la perspectiva de un aeropuerto (los terrenos podrían venderse a un alto precio para poder construir grandes hoteles), los habitantes están unidos en su oposición a la clasificación de su manglar como parque nacional. Lo cuidan muy bien ellos solos y no quieren que nadie venga a molestarlos

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