MURALES DE ORGOSOLO

Única en su género, la expresión mural de Orgosolo merece una visita. Surgida a principios del siglo XX, inicialmente fue una herramienta de comunicación utilizada por un grupo de anarquistas. Estos emplearon las paredes de las casas para crear frescos políticos destinados a ser vistos por el mayor número posible de personas. La técnica fue retomada por la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y se extendió a los pueblos vecinos. Los artistas adoptaron este modo de expresión, ampliándolo para incluir la cultura, las costumbres y las tradiciones sardas. Un paseo por las calles de Orgosolo se convierte en una lectura silenciosa de reivindicaciones políticas y testimonios de la vida cotidiana. Muchas representaciones de pastores o bandidos sardos comparten espacio con dibujos de mamuthones (los enmascarados del carnaval de Mamoiada) o de mujeres sardas cargando agua de la fuente. Entre las obras más destacadas se encuentran mensajes pacifistas. Una representación de Charlie Chaplin vestido de soldado dice: «¿Otra guerra? No, gracias». O un anciano sardo apoyado en su bastón repite una cita de Bertolt Brecht: «Feliz el pueblo que no necesita héroes». A la entrada del pueblo, en la carretera que viene de Nuoro o de Oliena, un rostro pintado en una roca y que representa a un bandido, está diseñado para asustar a cualquier extraño que venga al pueblo. Los artistas continúan enriqueciendo los muros de Orgosolo con nuevas obras, creando un singular museo al aire libre que refleja el pensamiento político y cultural de sus habitantes.