CAMINOS EN EL PARQUE DEL TEIDE

Carretera La Laguna - El Portillo. El pueblo de La Esperanza (o El Rosario), a 7 km de La Laguna por la TF-24, es el último núcleo habitado y bien merece una parada por ser un pueblo tradicional, representativo del Tenerife rural. Por encima de los 700 metros, empezará a ver el pinar canario. La primera vista es desde el Pico de las Flores, que se eleva a más de 1.300 metros sobre el nivel del mar, y desde donde la vista se extiende por toda la cresta. Más adelante, se puede disfrutar del mismo paisaje deteniéndose a 1.810 metros de altitud en el Mirador de Ortuño, desde donde se divisa La Victoria al norte y el pueblo de Candelaria al sur. Antes de continuar, se puede hacer una parada en Arafo, un pequeño pueblo con un arraigado patrimonio cultural y tradición musical, conocido como el "pueblo de la música". Tras la bajada a Arafo, tomamos una pequeña carretera a la derecha que conduce a los dos miradores de Las Cumbres que se abren sobre el valle de la Orotava, a menudo surcado por un mar de nubes. Los pinos se hacen más raros: la carretera se eleva por encima de los 2.000 metros y domina las laderas desnudas y plegadas de la sierra de la Crucita (1.940 metros), formadas por largas franjas de arena negra, morada o rojo oscuro. Poco después de la Crucita, la carretera atraviesa capas de arena volcánica multicolor. La capa blanca es una capa muy frágil de piedra pómez, que sólo ha podido conservarse entre capas más resistentes de arena negra basáltica.

A 37 kilómetros de La Laguna, un desvío a la izquierda conduce al Observatorio Astronómico de Tenerife, construido en 1964 en la Montaña de Izaña, a 2.387 metros de altitud. Aquí se está siempre por encima de las nubes y el telescopio goza de una atmósfera despejada durante todo el año. En la actualidad, se sigue utilizando para actividades científicas de observación solar y robótica astronómica y es uno de los telescopios más productivos del mundo gracias a su observación nocturna en infrarrojo. Y fue aquí, en 1995, donde se descubrió la frecuencia rítmica del Sol (cada 5 minutos). A continuación llegaremos a El Portillo. En El Portillo se puede visitar el centro de visitantes, que cuenta con un pequeño museo donde se puede aprender más sobre el Parque Natural del Teide (plantas, especies, origen de las formaciones volcánicas, etc.) mediante videotecas, paneles fotográficos y la reconstrucción de un túnel de lava. La visita es gratuita, al igual que la del pequeño jardín botánico contiguo, que contiene más del 75% de las especies del Parque Nacional.

Carretera La Orotava - El Portillo. Tomará la carretera TF-21, que serpentea 26 kilómetros desde La Orotava hasta el Teide, ya que es el camino más corto para llegar. Encontrará numerosos restaurantes con terrazas panorámicas hasta llegar al pueblo de Aguamansa, a 1.000 metros de altitud. Aquí comienza el pinar. Debe su densidad a las nubes húmedas que los vientos alisios acumulan a esta altitud en las laderas septentrionales. Esta zona es una de las más ricas en agua de Tenerife y se utiliza para regar las plataneras del valle.

Justo después, una pequeña carretera a la izquierda conduce a La Caldera: aún no se trata de Las Cañadas, sino de un pequeño cráter rodeado de árboles en el que se ha habilitado un merendero.

Más adelante se encuentra el mirador de la Piedra, junto a una curiosidad rocosa, Las Margaritas del Teide. Se trata de prismas basálticos grises en forma de roseta, en realidad un tubo volcánico del que la piedra solidificada se ha desmenuzado en tiras. Este mirador consta de dos partes, la primera orientada al oeste ofrece unas magníficas vistas del Teide, el Puerto de la Cruz, el valle de la Orotava y la isla de La Palma, cuya silueta puede verse en un día despejado. La segunda es un buen punto de observación hacia las Margaritas del Teide. Hay un panel de interpretación y un aparcamiento en el lugar.

Ruta Vilaflor - Boca de Tauce. La carretera de acceso a Vilaflor desde la costa ya es muy tortuosa, pero también lo es hasta Boca de Tauce, porque la pendiente es muy pronunciada en este lado de la caldera que no se ha derrumbado. Y la ruta pasa por una brecha en la pared formando un paso. Las vistas que ofrece son impresionantes.

Justo después de Vilaflor, el mirador de Pino Gordo, a 1.400 metros (el "pino grande"), es el más imponente del archipiélago, con sus 60 metros de altura y 2,70 metros de anchura de tronco.

Más arriba, hay un merendero en Las Lajas, que también admite tiendas y caravanas para una estancia máxima de siete días (previa reserva). Antes de llegar al paso de la caldera y a Boca de Tauce, encontrará tres miradores que ofrecen increíbles vistas del árido extremo sur de la isla.

Ruta Chio - Boca de Tauce. La TF-82 es la carretera con menos curvas para llegar al Teide, aunque desde Santiago del Teide o Los Gigantes la carretera gira para llegar a Chio. Desde Adeje es más recta, pero más larga. Esta carretera ha sido trazada a través de la corona forestal del Teide, sobre las coladas de lava del antiguo volcán Chynero, que entró en erupción en 1909 y vertió sus torrentes de lava por el valle hasta el pueblo de Santiago del Teide. Fue la última erupción que sufrieron los habitantes de Tenerife. El manto de lava solidificada llamado mantos de lava en la llanura de la caldera es muy impresionante una vez que se llega al final de la subida. A lo lejos se divisa la isla de La Palma en su mar de nubes.

Ruta El Portillo - Boca de Tauce. Desde el pueblo de El Portillo, tendremos una primera vista de la caldera y de la montaña de Guajara desde el mirador de San José. A continuación, pasaremos bajo la montaña Rajada, que significa "la montaña agrietada": una cúpula de piedra pómez amarilla, salpicada de bloques marrones y que alcanza una altura de 2.507 metros.

Un poco más adelante, llegamos a una zona cubierta de arena blanca, las Arenas Blancas, emitidas por la Montaña Blanca, la gran vecina de la Rajada, clavada a 2.750 metros en la ladera del Teide. También es una cúpula cubierta de piedras pómez blancas o más bien amarillas con, en algunos lugares, matices rojos, verdes o negros.

Entre la Montaña Rajada y la Montaña Blanca hay un enorme flujo viscoso, que hoy forma un caos desordenado de obsidiana negra. Otro flujo parte de la cima de la Montaña Blanca y se mezcla con los flujos negros solidificados antes de poder terminar su curso. Volviendo a la carretera, llegamos al mirador del Tabonal Negro, la segunda panorámica de las gigantescas coladas de la caldera, que se extienden hasta los pies del monte Guajara, el tercer pico más alto después del Teide y el Pico Veijo (2.718 metros), con su cara más bella. Es en esta zona donde podemos encontrar una planta endémica del Teide, el Tajinaste Rojo, que se utilizó como pasto durante mucho tiempo, pero que ahora está cuidadosamente protegida. En su apogeo, la planta puede alcanzar los dos metros de altura, con flores de color rojo intenso. Al final de la floración, a finales de la primavera y principios del verano, sólo queda una pequeña zona rojiza, que contrasta con el entorno de piedra que la rodea. Un poco más adelante, un aparcamiento marca el punto de partida de la ascensión al Teide por Montaña Blanca, y a continuación un corto cruce conduce al teleférico. La carretera que pasa a los pies del Teide está cortada por un impresionante campo de lava caótica. El pico se eleva a la derecha. Luego damos la espalda al volcán para llegar a la pared de la caldera y al paraje llamado Los Roques de García, donde se encuentra el parador. Se trata en realidad de enormes formaciones rocosas resultantes de la acumulación de varias capas de distintos materiales, que antes de ser erosionadas formaron una pared que separaba las dos calderas de Las Cañadas. Esta prolongada erosión dio lugar a las curiosas formas que se aprecian en la actualidad, siendo las más espectaculares el "Roque Cinchado", "La Catedral" y "La Cascada". Al igual que la pared de la caldera, se cree que este macizo es un vestigio del antiguo volcán, tal vez los restos de una pared que separaba en dos el gigantesco cráter. Estas rocas son muy peculiares, ya que la columna es mucho más estrecha en la base que en la cima. Esto se debe probablemente a que las capas de toba roja, rosa o púrpura de la base están mucho más erosionadas que el casquete de lava marrón. Es mejor ir por la mañana, cuando la luz es buena y hay menos turistas. De hecho, la foto de El Roque con el Teide al fondo es la más famosa del Parque Nacional.

Desde El Roque también se divisa el llano de Ucanca, un centenar de metros más abajo a la izquierda. Se cree que esta llanura de arena gris, la mayor de la pared de la Cañada, es el resultado de un pequeño cráter formado en el interior del grande. En invierno, la nieve se acumula aquí, de modo que en primavera queda un lago de deshielo durante unos días. En el centro hay una pequeña colina rocosa llamada la catedral, la única isla de este lago efímero.

Tras el parador, la carretera gira y desciende hacia la cuenca del llano de Ucanca. En la curva de la carretera aparecen los Azulejos, término español derivado deazul y que hace referencia a las tejas de barro; se trata de rocas y arenas de un color verde casi metálico debido a la presencia de hidrato de hierro. A continuación se llega al mirador de Ucanca, uno de los más visitados del destino por su ubicación, que ofrece una hermosa panorámica de la llanura homónima, las peñas de García y el Teide.

La ruta continúa por el borde de la caldera, dando la espalda al Guajara y dirigiéndose hacia el no menos imponente El Sombrero (2.534 metros), segunda cumbre de la pared. Tenga cuidado de no perderse el arco rocoso del Zapato de la Reina, a la izquierda de la carretera.

A continuación llegamos a la Boca de Tauce, una brecha en la pared de Las Cañadas, al pie del Sombrero, por la que desciende la carretera hacia Vilaflor y Chio. Continuando por la carretera hasta Chio, descubriremos el caudal que se escapó en 1798 de Las Narices del Teide. No se trata de un flujo viscoso formado por grandes bloques como la mayoría de las coladas de lava del Teide, sino de un flujo fluido de pequeños guijarros negros muy ligeros debido a las pequeñas vacuolas que atestiguan la presencia de gas durante la erupción. Al fondo, el Pico Viejo (3.135 m) y el Teide presentan una cara oscura especialmente bella al atardecer.