SITIO ARQUEOLÓGICO DE ASPENDOS
Cómo llegar y contactar
Historia. Aspendos fue conquistada por los espartanos, los persas y Alejandro Magno, antes de pasar a formar parte del reino seléucida, que pronto fue absorbido por el reino de Pérgamo. Bajo el dominio romano, la ciudad se convirtió en un importante centro comercial y siguió siendo próspera durante la época bizantina. Después pasó a manos de los otomanos y permaneció habitada hasta el siglo XVIII.
El emplazamiento en la actualidad. El teatro romano de Aspendos fue construido en el siglo II d.C. por el arquitecto Zenón. Atatürk, impresionado por su belleza, ordenó conservarlo y utilizarlo para eventos artísticos. Su excelente estado de conservación permite imaginar lo que vieron los 15.000 espectadores de la época. La arena se llenaba de agua para las batallas navales, la naumachia. Paños sujetos a pilares de madera protegían a los espectadores de la lluvia y el sol. Se grababan fichas de marfil o metal con el número del asiento y el rango. Saliendo del teatro, un camino conduce a la acrópolis, en una colina. Después, las ruinas de varios edificios y el ninfeo. Abajo, en la llanura, se puede ver el acueducto romano que canalizaba el agua desde las montañas hasta Aspendos.
Precisamente el teatro y el acueducto están en el origen de una leyenda según la cual, el rey de Aspendos, padre de la demasiado bella Belkıs, tenía dificultades para elegirle marido. Así que convocó un concurso al término del cual prometió dar la mano de su hija en matrimonio a quien construyera la obra más bella y más útil para la ciudad. Dos arquitectos se superan mutuamente: son dos hermanos, son rivales y ambos llevan el nombre de Zenón. Uno construye el teatro y el otro el acueducto. Esta última obra, que combina belleza y gran utilidad, es aprobada por unanimidad e impresiona vivamente al rey. Sin embargo, éste va de todos modos a visitar el teatro y, mientras pasea por la galería superior, una voz le susurra: "La hija del rey debe de ser mía". Se da la vuelta, pero no ve a nadie a su alrededor. Entonces se fija en un joven solo en el escenario, es Zenón. El rey queda maravillado por las cualidades acústicas del teatro y entrega a su hija a su diseñador.
Existe otro desenlace de esta historia, basado en una representación de Belkıs esculpida en mármol. Éste aparece cortado en dos. El rey, de quien se dice que es muy justo, decide cortar a su hija en dos y dar un trozo a cada uno de los dos ganadores.