MADRASA Y MEZQUITA DEL SULTÁN QATBAY
Madraza y mezquita de Qatbay, pasando junto a un abrevadero de caballos antes de llegar a la escalinata que conduce a la mezquita elevada.
Para llegar a la madrasa y a la mezquita del sultán Qatbay, hay que pasar primero por un abrevadero de caballos antes de llegar a la escalinata que conduce a la mezquita elevada. Difícil de pasar por alto, su minarete de tres galerías es el más alto de la ciudad, con una altura estimada de 81 metros. A la izquierda del vestíbulo se encuentra el sabil, rematado por el tradicional kuttab.
El vestíbulo marca la pauta de todo el edificio; se puede reconocer el símbolo del monograma del sultán Qatbay en las paredes. El interior de la mezquita, construida en 1472, consta de un patio cubierto al que dan servicio cuatro iwan de diferentes tamaños. El suelo de mármol es espléndido y los paramentos de las paredes han desaparecido. Las vidrieras de la parte superior de los muros permiten que la luz azul y amarilla inunde el lugar de culto.
Esta mezquita es más conocida por su ebanistería y la calidad de su decoración. El techo de la durqaa, que cubre el patio central, es una auténtica joya, iluminada por ventanas con celosías mamelucas. Los techos de los iwan no son menos bellos, en particular el de la qibla. También hay que fijarse en los detalles de nácar y marfil del minbar de madera, que se aprecian claramente al sentarse en el suelo sobre las alfombras.
Cerca de la mezquita de Qatbay hay un taller de soplado de vidrio y un pequeño palacio, que lamentablemente está cerrado a los visitantes.
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