Guía de viaje Sofía (София)

Enclavada a los pies del monte Vitocha, Sofía es el centro geográfico de la península balcánica, razón por la que el emperador Constantino se planteó en su día convertirla en su nueva capital, pero no fue hasta 1879 cuando lo consiguió. Relativamente pequeña, con sólo 1,7 millones de habitantes, la capital búlgara es una ciudad agradable y bulliciosa cuyo ambiente europeo delata, sin embargo, su condición de "puerta del Este". Su pequeño centro urbano es ideal para pasear durante el día y la noche. Aunque Sofía no era más que una simple ciudad de provincias en el siglo XIX, ha conseguido crear una verdadera identidad como capital y lleva su elocuente lema "Crece, pero no envejezcas". Debe su nombre a su notable basílica bizantina de Santa Sofía, que, por supuesto, hay que visitar. Sofía merece una visita en más de un sentido. Su ambiente único, eslavo y al mismo tiempo sureño, es muy agradable. Su animado centro urbano es atractivo y está lleno de tiendas y restaurantes, y está repleto de tesoros culturales a través de sus diversos museos y monumentos. Su fisonomía de tamaño humano se caracteriza por una mezcla de influencias europeas, orientales y mediterráneas. Con sus amplias avenidas y calles arboladas, la ciudad es verde y aireada. La aglomeración moderna está marcada por la época comunista y el auge económico de la década de 2000, mientras que el centro guarda hermosas reliquias del pasado, desde la arquitectura burguesa del renacimiento nacional hasta el legado del Imperio Otomano y el cristianismo ortodoxo. A la vez tranquila y animada, Sofía cultiva un estilo de vida suave, con sus terrazas de cafés y restaurantes. Si se quisiera resumir Sofía, se podría decir que es una ciudad antigua y moderna a la vez. Con una historia de más de siete mil años, es una de las capitales más antiguas de Europa. Durante las excavaciones, se encuentran capas neolíticas, los restos de la antigua ciudad tracia de Serdonpolis, las ruinas romanas de la ciudad de Ulpia Serdica y los restos de la ciudad medieval de Sredetz, que adquirió su nombre actual debido a la catedral de Santa Sofía, y que se convirtió en capital sólo después de la liberación de Bulgaria en 1878. En este sentido, Sofía es una síntesis perfecta de los contrastes inherentes a Bulgaria. Una ciudad cosmopolita, con mil y una facetas, que combina museos rebosantes de tesoros, galerías de arte, parques verdes, calles comerciales, cúpulas e iglesias, todo ello a los pies del monte Vitocha.