PARQUE NACIONAL DE TAROKO
Desde 1989, los acantilados de Taroko, así como las montañas que los rodean y el ecosistema que albergan, están clasificados como Parque Nacional y, por tanto, protegidos: formalmente no se permite construir en ellos. Afortunadamente, la naturaleza sin salida al mar de esta región ha hecho que esta maravilla natural no haya sufrido las consecuencias de la actividad humana. Aunque los pueblos aborígenes ya habían explorado la región, uno de los primeros occidentales en visitarla y admirar su esplendor fue el fotógrafo británico John Thomson. Exploró Taiwán en 1871 y escribió una bella descripción del espléndido desfiladero de Taroko: "Nos detuvimos a admirar la indescriptible belleza de este desfiladero de montaña y a fotografiarlo, lamentando profundamente que la placa sensibilizada sólo pudiera reproducir los tintes de luz y sombra, sin ninguno de los variados colores que moteaban las rocas, los musgos, las plantas trepadoras, las masas de follaje entre las que jugaban los rayos del brillante sol" Prueba de que la luz del crepúsculo en Taroko ya deslumbraba a los visitantes. Este parque de 37.000 hectáreas destaca también por la fauna que alberga: nada menos que 34 especies de mamíferos, entre ellos el macaco de Formosa, el oso negro, el ciervo sika, la marmota de Formosa y el gato leopardo, 144 especies de aves, entre ellas la famosa urraca azul de Formosa y el águila de Formosa... En otras palabras, el ecosistema de este lugar es extraordinario, por no mencionar el hecho de que Taroko es el único lugar del mundo donde acantilados de mármol de esta magnitud se elevan hasta cientos de metros. Aunque la región de Hualien está habitada principalmente por la tribu ami, en Taroko también hay representantes de la tribu atayal, a los que se puede identificar -ahora menos- por sus tatuajes faciales. Los primeros representantes de la tribu, originaria del centro de Taiwán, no llegaron hasta principios del siglo pasado. En aquella época, viajaban por el antiguo sendero Hohuan, construido en 1914 y que unía el oeste y el este del país. Todavía se conservan algunos tramos. Antes del siglo XX, la única forma de llegar a los desfiladeros era por el sendero de Suhua, que data de 1874. Sin embargo, aunque la construcción de la carretera de Hohuan abrió la región, no fue hasta 1960 cuando el lugar se abrió a todos gracias a la construcción de la carretera transinsular central. A partir de 1956, los soldados arrasaron los acantilados de mármol, uniendo por fin las costas este y oeste.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
Reserve las mejores actividades con Get Your Guide
Opiniones de los miembros sobre PARQUE NACIONAL DE TAROKO
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.