CONVENTO DE SANTO ANTÔNIO
Un convento con una amurada inspirada en la legendaria victoria de los portugueses sobre los invasores franceses
El Convento de Santo Antonio aparece como una isla del pasado colonial en el centro de negocios posmoderno de Río de Janeiro. Levantados con orgullo en el morro de Santo Antônio, en el corazón de Río, la iglesia y el convento de Santo Antônio destacan entre las torres y el hormigón y presentan un notable conjunto arquitectónico de estilo colonial. Desde lo alto del morro, se puede disfrutar de una magnífica vista del centro comercial de Río y de su enjambre de ejecutivos, empleados y vendedores ambulantes. Así, se puede imaginar el peso de la Iglesia católica durante la colonización de la "tierra de la Vera Cruz" y el de las cofradías religiosas.
Los primeros frailes franciscanos eligieron este lugar, ya llamado Outeiro do Carmo, por la cofradía de Santo Antônio que allí se encontraba. El primer convento se construyó entre 1608 y 1616. Más tarde, entre 1617 y 1620, se completaron las obras de la iglesia. La iglesia tenía tres arcadas en su fachada y tres altares. El interior de la iglesia es de estilo barroco, pero la fachada fue remodelada en estilo colonial. Su estructura arquitectónica es sencilla: una nave sin capillas laterales, al más puro estilo franciscano. La leyenda cuenta que la imagen de la amurada del convento se inspiró en la victoria portuguesa sobre los invasores franceses, primeros colonizadores de la región. Los ascensores permiten el acceso al lugar a personas con movilidad reducida.