Situado en el norte de la isla de Mallorca, en las Islas Baleares, Port de Pollença tiene el encanto intemporal de esos pueblos de montaña totalmente abiertos al mar. Es aquí donde los viajeros tienen la oportunidad de alojarse en un selecto hotel de 4 estrellas con una larga historia: el Hotel Miramar. Alojarse en este hotel líder en la isla de Mallorca es sumergirse en una historia que comenzó hace más de un siglo, disfrutar de una ubicación ideal a un paso de la playa y del centro de la ciudad, y aprovechar los servicios de alta gama para unas vacaciones de relax y placer. El Hotel Miramar está siempre dispuesto a acoger a los visitantes que quieran tomarse un descanso encantado y disfrutar de las alegrías de una estancia temporal bajo el sol del Mediterráneo. Además, desde el sur de Francia, un enlace marítimo directo entre Toulon y Alcúdia con Corsica Ferries permite llegar al hotel

Un hotel que forma parte de la historia de Mallorca

El Hotel Miramar ha cambiado mucho desde que abrió sus puertas en 1912, al igual que la ciudad de Port de Pollença. Pero siempre ha conseguido sobrevivir a los tiempos, conservando su encanto especial, que sitúa a los visitantes en el centro de todas las miradas. La historia delHotel Miramar es la de una familia de pescadores, los Borrás Cerdà, uno de cuyos miembros, tras una estancia en Argentina, decidió finalmente volver a su isla natal para casarse e instalarse en una casa del Port de Pollença. La pareja decidió crear un albergue y ofreció algunas habitaciones. Con el paso de los años, se convirtió en un éxito, y lo que antes era una posada en una casa de pescadores se convirtió en un hotel, uno de los primeros de la región.

Su ambiente y ubicación ideal atrajeron a muchos artistas, como el pintor Hermen Anglada Camarasa y los argentinos Luis Cordiviola y Tito Cittadini. En la década de 1920, el hotel se convirtió en el lugar preferido de los soldados británicos que regresaban de la India en buques de guerra y querían tomar el sol antes de volver a casa. Al mismo tiempo, franceses, estadounidenses, alemanes y catalanes también acudían a aprovechar el entorno del hotel para relajarse, bañarse y bailar por la noche. Durante la Guerra Civil española, el muelle del hotel también se utilizó para alojar a los pasajeros de la compañía aérea italiana Ala Littoria. Así, el Hotel Miramar ha pasado por la historia con muchas personas que venían a visitarlo, así como gente del mundo del arte y del ejército. Y el lugar ha sido siempre tan apreciado que no tardó en tener sus asiduos, deseosos cada año de volver a sus muros para recargar las pilas junto a las claras aguas del Mediterráneo.

Una multitud de servicios para una estancia serena

Alojarse en el Hotel Miramar para unas vacaciones en Mallorca, en las Islas Baleares, significa optar por un entorno idílico, a un paso del mar. El hotel ofrece habitaciones decoradas de forma que conservan el encanto de antaño, sin dejar de ofrecer las comodidades modernas. Las habitaciones van desde las estándar hasta las que tienen balcón o terraza con vistas al mar, al puerto y a los barcos, desde donde los huéspedes pueden disfrutar del sol o de una bebida. El hotel también ofrece auténticos apartamentos, perfectos para unas vacaciones en familia o con amigos.

Para comer, los viajeros pueden acudir al restaurante, cuya terraza está situada justo delante del hotel y frente a la bahía. La cocina que se ofrece es de inspiración mediterránea y mallorquina. En la planta de la torre del hotel, el Miramar Snack & Bar ofrece una carta de sándwiches, tortillas, carnes, pescados y diversas bebidas, todo ello frente al mar.

Mientras los viajeros se dirigen a la playa y disfrutan de las cristalinas aguas mediterráneas para refrescarse, también pueden pasar tiempo en el spa del hotel, que incluye una hermosa piscina exterior y otra más pequeña cubierta, un jacuzzi, una sauna y duchas con chorros de agua. También hay una zona de fitness y una serie de tratamientos que se pueden disfrutar en el lugar: masajes, tratamientos corporales completos y manicuras.

Si viaja con niños, no olvide preguntar en la recepción por los servicios de niñera y el alquiler de material para facilitar su estancia.

Además, en la recepción le informarán sobre las actividades que se pueden realizar en el Port de Pollença: ciclismo, marcha nórdica, excursiones, observación de aves, golf, tenis, deportes acuáticos, submarinismo... hay para todos los gustos y el personal del Hotel Miramar está siempre a su disposición para informarle de las actividades imprescindibles, así como de los tesoros ocultos que se pueden ver en la zona.

Disfrute de la ubicación ideal de Port de Pollença, un antiguo pueblo de pescadores

El Port de Pollença, situado en el extremo norte de la isla de Mallorca, es hoy en día una localidad costera que hace felices a muchos veraneantes que vienen a buscar el entorno paradisíaco que ofrece la isla de Mallorca en las Baleares. El municipio está a sólo 7 km de Pollença y es conocido por sus hoteles centenarios que bordean su hermosa bahía, protegida de los vientos por la Serra Tramuntana al fondo, y por las dos penínsulas de Formentor y Alcúdia. Un paseo por el sendero que bordea la bahía es imprescindible por la noche, antes de dirigirse al restaurante del hotel Miramar para disfrutar de las especialidades locales.

Durante el día, los viajeros querrán pasar tiempo en la playa del Port de Pollença, una de las más bellas de Mallorca con su arena fina y sus aguas claras. En el fondo, el largo paseo marítimo está sombreado por árboles y tiene muchos lugares para sentarse y contemplar el horizonte. También se pueden alquilar tumbonas y sombrillas. Para cambiar de ritmo, también se puede ir a la sublime Cala Boquer, una cala a la que se llega tras recorrer senderos que revelan hermosas vistas de grandes cabos rocosos con picos verdes. También para el senderismo, una excursión al Cap de Formentaor es imprescindible. Es aquí donde los vertiginosos acantilados se sumergen en el brillante azul del mar. El mirador de Es Colomer y la torre de Albercutz son los mejores lugares para ver la hermosa y escarpada costa. Y cuando el calor es intenso, la magnífica Cala Figuera es una buena parada para darse un baño.

Desde el hotel, Pollença y su casco antiguo están a pocos kilómetros. Un paseo por la ciudad vecina es una oportunidad para contemplar la belleza de las calles estrechas con sus casas de piedra, antes de subir las escaleras que conducen al Calvario, que ofrece una espléndida vista del casco antiguo de la ciudad.

Por la tarde, antes de volver al Hotel Miramar, es imprescindible dar un paseo por el puerto deportivo de Port de Pollença, por la vista de los barcos y las montañas que hay detrás, y por el ambiente de tranquilidad que se respira.

Más información en la web del Hotel Miramar y en sus páginas de Facebook e Instagram