PARQUE DEL CINCUENTENARIO
Celebrando los 50 años de la independencia belga, las arcadas del Cincuentenario están situadas en una vasta explanada alrededor de un parque.
Con sus treinta hectáreas, el Parque del Cincuentenario es como un pulmón natural para quienes, día tras día, se convierten en hormigas laboriosas en el cercano Barrio Europeo. Más allá de la belleza de sus edificios (¡históricos!) o de los numerosos museos que se han instalado en él, el Parque del Cincuentenario es, sobre todo, un lugar donde a la gente le gusta pasear a la hora de comer, hacer footing cuando tiene tiempo o, simplemente, descansar el fin de semana con la familia de las frenéticas compras del barrio de Tongres.
El Parque del Cincuentenario fue en sus orígenes un campo de desfiles del ejército. En 1880, acogió la exposición que celebraba el quincuagésimo aniversario del nacimiento del Estado belga. En la actualidad, es el escenario de la arcada monumental que reúne los museos del Cincuentenario. Al sur, el Museo Real de Arte e Historia (www.kmkg-mrah.be), al norte, el Museo Real del Ejército y de Historia Militar (www.klm-mra.be). Junto al Museo de Arte e Historia, una vasta sala alberga el rico Museo privado del Automóvil.
La arcada proyectada por Leopoldo IIen 1880 no vio la luz hasta 1905, ya que los diputados belgas consideraron que su coste era demasiado elevado. Así que la pagó el Congo, con cargo a las arcas de Su Majestad. No obstante, este espléndido arco de triunfo está coronado por una cuadriga de caballos, cuyo bronce verdoso combina con la piedra gris de la columnata. La arcada fue diseñada por Girault (arquitecto del Grand Palais de París) y la cuadriga por Thomas Vinçotte, escultor belga conocido por numerosas obras públicas.
Otro artefacto interesante es el monumento dedicado a la colonización, situado en la esquina noroeste del parque. Muestra cómo el valiente soldado belga al servicio de Su Majestad el Rey (Leopoldo II, en este caso) liberó al desafortunado nativo de las garras del odioso esclavista árabe. Cien años después, el reino, que no guarda rencor, alberga la Gran Mezquita de Bruselas, en el mismo rincón del mismo parque.
A pocos metros, un pequeño edificio neoclásico. Se trata del Pavillon des Passions Humaines, un edículo diseñado por Victor Horta, que alberga el hermoso fresco de las Pasiones Humanas, un tumultuoso muro de muslos, nalgas, pechos y carne en general, obra del escultor romántico Jef Lambeaux. Tras años de mojigatería consentida, se ha tomado la decisión de abrirlo al público. También lo gestionan los Museos Reales de Arte e Historia.
En août, le Brussels Games Festival prend possession des lieux pour le plaisir des petits et des grands, à ne pas rater!