BASÍLICA DE KOEKELBERG

La colina de Koekelberg está coronada por la Basílica, un inmenso edificio cuya cúpula puede verse a gran distancia. Los bruselenses nunca se la han tomado realmente en serio y, por desgracia, durante demasiado tiempo ha sido considerada por sus habitantes como una de las estructuras antiestéticas de la ciudad. La Basílica del Sagrado Corazón, nombre oficial de la Basílica de Koekelberg, está siendo rehabilitada poco a poco. Quinta iglesia más grande del mundo, después de la de Yamusukro en Costa de Marfil, San Pedro en Roma, San Pablo en Londres y Santa Maria Dei Fiori en Florencia, forma parte de una serie de santuarios para la expiación de los pecados como el Sacré-Coeur de París y la Basílica de Cambridge. Leopoldo II había previsto que fuera gótico, pero el proyecto se modificó antes de su construcción. Los planos (al menos en teoría) imitaban los del Sacré-Coeur de París, y su estilo, totalmente representativo de su época, acabó siendo Art Déco. Como material básico se utilizó hormigón, en lugar de piedra tallada, revestido por dentro con terracota amarilla ocre y por fuera con ladrillos rosas. Si nunca se ha adentrado en un enorme recipiente religioso moderno, ¡la visita es obligada! De hecho, la Basílica de Koekelberg es la iglesia Art Déco más grande del mundo. La galería superior no solo alberga fotos de la construcción de la basílica, sino que también cuenta con una vitrina que muestra algunos de los materiales de construcción, una galería de exposiciones temporales (ver sitio web) y el espacio Cardenal Danneels, que cuenta con una exposición permanente de obras del artista y eclesiástico surcoreano Kim En Joong (incluidas tres vidrieras instaladas en 2017). También hay una maqueta a escala 1^:40 del arquitecto Albert Van Huffel, que ganó el primer premio en el concurso de artes decorativas e industriales de París de 1925. Destacan las diez capillas laterales conservadas en el proyecto: nueve para las nueve provincias belgas originales y una para el Congo... La galería superior presenta una exposición fotográfica sobre la construcción de la basílica y los materiales utilizados. A continuación, un ascensor lleva a una terraza panorámica exterior, que ofrece sin duda la mejor vista de Bruselas y sus alrededores. En un día despejado, se puede ver incluso la torre de la catedral de Malinas, a 20 km de distancia. Seis mesas de orientación ayudan a los visitantes a localizar los monumentos y lugares que pueden ver. Para los más valientes, hay 250 escalones más hasta la cima de la cúpula, a 89 metros de altura. Una atracción garantizada