ABADÍA DE LA CHAISE-DIEU

La abadía de La Chaise-Dieu fue fundada por San Roberto de Turlande a 1.080 m de altitud sobre una colina de granito. Construida en estilo gótico y fundada en 1043 (en aquella época, La Chaise-Dieu no era más que una simple iglesia parroquial), tomó realmente forma en 1343 gracias al Papa Clemente IV. Este antiguo monje, que se había convertido en monje benedictino en La Chaise-Dieu, hizo demoler la iglesia románica existente y financió la construcción de la nueva iglesia abacial, mucho más grande que su predecesora. Fue aquí donde decidió ser enterrado tras su muerte en 1352. Situada en pleno centro de La Chaise-Dieu, esta abadía es rica en historia. Es la joya del pueblo y el orgullo de sus habitantes. No se la pierda:

La iglesia abacial Saint-Robert. Construida entre 1344 y 1352 en estilo gótico, está declarada monumento histórico desde 1840. A pesar de su aparente austeridad, está repleta de tesoros, como la tumba del Papa Clemente VI. Su tumba yacente de mármol se encuentra en el centro de la nave. Está rodeada por 144 sillerías de coro, sencillas y austeras, verdaderas joyas de ebanistería que se han conservado casi en perfecto estado. También se puede admirar el bello órgano, típico del periodo clásico francés, monumento protegido desde 1849. La iglesia abacial es una invitación a la meditación.

La Danza de la Muerte. También en la iglesia abacial, en la parte baja de la abadía, podrá contemplar la impresionante Danza macabra, de 26 m de largo y 3 paneles. Este fresco del ^siglo XV es una de las pocas Danzas de la Muerte que se conservan en Francia y se considera la más antigua de Europa. Sobre un fondo ocre, representa 23 figuras blancas de aproximadamente 1 m de altura. Entre cada una de ellas sobresalen figuras más inquietantes: esqueletos danzantes que parecen coger de la mano a los vivos para llevárselos. La danza macabra fue un motivo muy popular a finales de la Edad Media. Simboliza el hecho de que todos somos iguales ante la muerte, que se lleva a todos, jóvenes y viejos, sin distinción de sexo, estatus o casta. El primer panel representa a los grandes de este mundo (papas, emperadores, etc.), el segundo a los burgueses y el tercero a la gente común (ermitaños, niños, etc.). La Danza macabra de la abadía de La Chaise-Dieu está inacabada: se cree que fue interrumpida en 1470, pero no se sabe por qué.

El claustro gótico merece una visita. Construido en el siglo ^XVI, el claustro actual sustituyó al claustro románico diseñado por San Roberto. Constituye el corazón del monasterio. Desgraciadamente, el claustro de la abadía de La Chaise-Dieu sólo tiene dos lados, ya que las galerías sur y este fueron destruidas por un incendio antes de la Revolución y luego vandalizadas durante el siglo ^XIX. Sin embargo, el lavabo utilizado para las abluciones de los monjes aún puede admirarse justo en la entrada del antiguo refectorio.

La capilla de los Penitentes. En el lugar donde se encontraba el refectorio de los monjes, existe desde el siglo ^XIX una capilla, actualmente utilizada como iglesia parroquial de invierno. La tribuna presenta símbolos de la Pasión de Cristo.

La capilla deNotre-Dame du Collège, que ha recuperado toda su coherencia arquitectónica gracias a las obras realizadas en 2010. Aquí se exponen 14 tapices flamencos del ^siglo XVI, restaurados y bellamente iluminados, que forman un conjunto de gran valor por su calidad e iconografía. Doce de ellos forman un conjunto completo, mientras que los otros dos, probablemente del mismo taller, fueron encargados por el abad para un uso más personal.

La Torre Clementina. Deseada por el papa Clemente VI, fue terminada por su sobrino, el papa Gregorio XI, a finales del siglo ^XIV. Por tanto, se construyó después de la iglesia abacial, a la que está adosada. La Torre Clementina, que servía a la vez de torre del homenaje y de granero, desempeñó un papel decisivo en 1562, cuando la abadía fue invadida y saqueada por los hugonotes. Los monjes se refugiaron aquí y pudieron resistir los ataques durante varios días gracias al horno y al pozo que allí se construyeron.

La Sala del Eco. En esta sorprendente sala, adornada con pinturas murales de motivos vegetales, es posible oír claramente el susurro de una persona situada en una esquina, si usted se encuentra en la esquina opuesta. Es un divertido fenómeno acústico que los visitantes pueden probar. Cuenta la leyenda que esta sala era utilizada por los monjes para confesar a los leprosos.

Desde 2007, la abadía es objeto de un importante proyecto de renovación. Se ha creado un nuevo recorrido museográfico para sumergirse en estos tesoros. Una película de teatro óptico cuenta la historia de la fundación de la abadía, una proyección óptica le sumerge en el universo particular de las danzas de la muerte, una película presentada por Stéphane Bern explica la historia de la abadía y otra recorre la restauración de los tapices. Desde 1966, la abadía de La Chaise-Dieu es también el escenario de un gran festival de música clásica que se celebra cada mes de agosto. Centrado principalmente en la música sacra, también ofrece un repertorio de música contemporánea y atrae a unas 25.000 personas en cada edición.