Los más bellos parajes naturales por descubrir Queen Isabel National Park

El canal de aproximadamente 35 kilómetros de longitud que une el lago Edward con el lago George ofrece la oportunidad de realizar un trayecto en barco de dos horas, que es sin duda la actividad más popular en el parque. La UWA programa cuatro o cinco salidas diarias (a las 9, 11, 13, 15 y 17 h) desde el muelle ubicado debajo del Mweya Safari Lodge. Los billetes (30 $ por persona) hay que comprarlos en la oficina del parque. Se puede subir al techo del barco para disfrutar al máximo de la panorámica pero, cuidado, el sol aprieta fuerte en el fondo del Valle del Rift. Los más afortunados podrán ver como un leopardo sacia su sed, pero probablemente tenga que conformarse con ver hipopótamos chapoteando, búfalos revolcándose por el suelo, elefantes mojándose, águilas planeando y martines pescadores buceando. ¡Un espectáculo impresionante!

Ya sea en Mweya y en las llanuras de Kasenyi, cerca del lago George, o al sur, en el sector de Ishasha, el parque Queen Elizabeth ofrece excelentes oportunidades para ver los emblemáticos mamíferos de la sabana, con la excepción de los rinocerontes (que han desaparecido) y las jirafas, históricamente ausentes. El circuito a lo largo del canal Kazinga presenta una red de senderos bastante estrechos, caracterizados por una densa vegetación, donde le llevarán para buscar leopardos y donde, con certeza, se cruzará con elefantes. Esta zona se puede explorar en unas dos horas desde Mweya, pero la ruta clásica consiste en cruzar la carretera principal y continuar hacia el lago George hasta las llanuras desnudas, cubiertas de euforbias candelabro, de Kasenyi, donde abundan los leones. También hay grandes rebaños de cobos de Uganda, topis, búfalos y un gran número de aves. Mucho menos frecuentados, los senderos del sector de Ishasha permiten, sin embargo, un encuentro extraordinario con una población de leones arborícolas de unos cuarenta individuos. Esta particularidad felina, que solo se ha observado en el parque del lago Manyara en Tanzania, todavía no ha sido objeto de ningún verdadero estudio científico, pero la hipótesis es que estos leones, al subir a los sicómoros, intentarían escapar de los insectos portadores de enfermedades. Las salidas de los safaris suelen ser al amanecer, pero los leones se quedan en los árboles cuando hace más calor. Además de esta atracción leonina, la zona de Ishasha, con sus acacias y sabanas herbáceas, se adapta a los más aventureros: de hecho, es posible acampar cerca del lago Edward (Edward Flat), en medio de la nada, en una zona de gran riqueza de vida salvaje: ¡es obligatoria la presencia de un guarda del parque de la UWA (calcule 40 $)! La mayoría de los viajeros realizan sus safaris como parte de un tour organizado con un conductor. Si usted tiene su propio vehículo, puede llevar a bordo a un guarda del parque que le ayudará a rastrear animales por 20 $ por vehículo. Pregunte en la oficina del parque en Mweya o en la entrada de Ishasha. Los viajeros que van por libre a Mweya pueden probar suerte en el Mweya Safari Lodge, que organiza safaris.

Este bosque es el hogar de muchos chimpancés pero, a diferencia de sus homólogos de la garganta de Kyambura, no están acostumbrados a la presencia del Homo sapiens y no hay nada organizado para observarlos. En cambio, podrá escuchar su característico y emblemático grito. Poco desarrollado para el turismo, el bosque de Maramagambo es, sin embargo, fácilmente accesible por la pista que conduce al Jacana Safari Lodge. Varias especies de monos (en particular el adorable cercopiteco de L'Hoest) y aves (bulbules, suimangas, pájaros carpinteros...), así como algunos pequeños antílopes, sacan provecho del ramaje y el sotobosque. Desde el albergue de los guardas del parque de la UWA parten tres excursiones guiadas (de dos horas a media jornada) para descubrir la biodiversidad del bosque (calcule unos 30 $ por persona). En estas excursiones se camina alrededor de lagos, como el Nyamusingire, y se visita una gruta habitada por murciélagos y cuatro pitones (otra «cueva», no lejos de allí, sirve como guarida de algunas cobras...).

La garganta de Kyambura, que marca el límite oriental del parque, es un cañón de unos cien metros de profundidad, dieciséis kilómetros de largo y un kilómetro de ancho, por cuyo interior discurre el río Kyambura hacia el canal Kazinga. Un descenso con cierto grado de dificultad permite observar una colonia de chimpancés que se ha instalado en los enormes árboles del bosque de ribera. El tiempo de encuentro con los animales está limitado a una hora. Las salidas tienen lugar a las 8 y a las 14 h, pero parece ser que las posibilidades de ver a los primates son mayores por la mañana. Es posible inscribirse en la oficina del parque, pero como el número de plazas es limitado, lo más seguro es reservar con antelación en la sede de la UWA en Kampala. El precio del rastreoes de 50 $ (frente a los 150 $ que cuesta en Kibale). La pista de acceso a la garganta está bien señalizada desde la carretera principal. Además de los chimpancés, aquí también habitan colobos, cercopitecos verdes y babuinos, así como muchas aves (como el abejaruco negro y el martín pescador).

Un polvoriento enclave urbano al norte del lago Edward, el pueblo de Katwe, bordeado por el lago del mismo nombre, continúa la antigua tradición de explotar las reservas de sal que durante varios siglos contribuyeron a la prosperidad del reino de Bunyoro. Entre Katwe y el ecuador hay varios lagos salados creados por la actividad volcánica hace entre 8000 y 10000 años. Entre ellos, el lago Nyamunuka, cuyas aguas verdes albergan a cientos de flamencos rosados en temporada y en cuyas orillas los búfalos vienen a mimarse y curarse (se dice que utilizan el azufre que emana del lago y los minerales de sus fangosas orillas para tratar sus heridas y patologías). Recorrer la pista del cráter durante 27 kilómetros con un sólido 4x4 permite obtener unas vistas inmejorables de esta región específica del Rift Albertino, que recuerda un poco al lago Turkana en Kenia. En Katwe, los habitantes de las aldeas han creado asociaciones cuyo objetivo es ayudar a la gente a descubrir el patrimonio histórico, cultural y natural de la región: visitas a las salinas, observación de aves o excursiones a las islas del lago, algunas de las cuales están habitadas por congoleños que huyeron de la guerra y que viven de la pesca...