Cómo llegar y contactar
Restaurante con terraza que ofrece magníficos postres caseros en Val d'Oingt.
En el corazón del Beaujolais, este restaurante no está en la cima de un donjon (torreón), pero la vista que se puede admirar desde su terraza panorámica le dejará sin aliento. Es un establecimiento que conocemos desde hace más de un cuarto de siglo y que continúa su increíble trayectoria en manos de Mathieu Mouchet y Jean-Marc Nabet, acompañados de todo su equipo. El restaurante tiene un aspecto contemporáneo —nos encantan las pinturas— que da la bienvenida a parejas y familias que buscan una pausa gourmet. La terraza ofrece un rincón paradisíaco, que también se puede disfrutar detrás de los grandes ventanales cuando el sol no está presente. La atención es encantadora, las mesas están bien dispuestas; todo listo para que disfrutemos de una cocina donde los productos de temporada se resaltan con platos de una gran creatividad. En primavera: terrina casera de fuagrás de pato y pan tostado, chutney de temporada; un nage de vieiras con verduras y albahaca fresca; salmón ahumado casero, crema de rábano picante y galletas saladas; sin olvidar el plato de tres fuagrás. A continuación, lomo de perca regia asada con colinabo y mandarina; sorprendentes y deliciosos profiteroles de codorniz rellenos de fuagrás o una trilogía de ternera, filete asado, pechuga confitada, mollejas cocidas y colmenilla en fondo oscuro. Magníficos postres caseros con champán gourmet o pan de mantequilla bretón, crema de piña o corazón de frambuesa. Su carta de vinos cubre todas las regiones francesas, aunque pone su énfasis en el Beaujolais y el valle del Ródano. Los menús de mediodía son elaborados con productos frescos de temporada. Es un restaurante particularmente recomendable.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
Opiniones de los miembros sobre La Table du Donjon
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
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Le service frôle l’irrespect : dès notre arrivée (à l’heure), le personnel s’est permis de faire des remarques désobligeantes sur un prétendu retard. L’attitude générale était expéditive et pressante : à peine l’entrée entamée, on nous demandait déjà de choisir notre plat. Et pendant le plat principal, on nous interrogeait sur les fromages et les desserts, comme s’il fallait finir au plus vite.
Pourtant, les plats avaient été choisis à l’avance – heureusement d’ailleurs, vu l’attitude du service. Cela n’a manifestement pas empêché une organisation chaotique et un profond manque de considération.
Aucun sens de l’accueil ni du rythme en salle. Les serveurs soufflaient ostensiblement, coupaient la parole, et semblaient clairement vouloir "se débarrasser" de nous…
Côté cuisine, le poisson était mal cuit.
Pour un anniversaire aussi symbolique, c’était très dommage.
Nous avons déjeuné ce midi et avons été très surpris par l'attitude du personnel. Deux serveurs particulièrement désagréables, à la limite de l'impolitesse, faire des réflexions déplacées. Lorsque nous avons demandé poliment l'ouverture d’un parasol pour nous protéger du soleil, cela nous a été refusé sous prétexte que c’était "trop compliqué" ..
À ce niveau de prix, on s’attend à un minimum de considération et de professionnalisme. Malheureusement, l’accueil a clairement gâché le moment. Je ne reviendrai pas et ne recommanderai certainement pas cet établissement.