BONES & BOTTLES
La frontera es cada vez más fina entre el bar de comida y el restaurante de beber, el bar de tapas y el restaurante de cócteles. En un barrio en el que los hipsters han tenido éxito en el Soda Bar d'Arnaud Grosset, el rey lyonnais del cóctel, este es el Bones & Bottles iniciado por el mismo Arnaud Grosset. Parece casi que no sorprende por este "concepto fooding" que ha tomado el lugar de los lamentados a los niños de a pie, a un espíritu que debe calificarse de "chill dining" (difícil de traducir si su nivel de coolitud no se aproxima a las latitudes de Ibiza o de Nueva York). En resumen, el Bones & Bottles es un lugar desenfadado en el que no se toma en serio, aunque sea de una elegancia contemporánea (magnífica decoración desfasada) y de una gran seriedad en cuanto a la selección de vinos y la calidad de la comida. Entre los imprescindibles, la costa de buey y su mariposa de médula, un fish and chips y su salsa tártara a los tres cítricos, un puerro quemado, camarones marinados a la tailandesa, para terminar tranquilamente con un tiramisu frambuesa. Amplia carta de vinos y cervezas para disfrutar de la terraza como en el bar.